1. Lola y María. Segunda parte.


    Fecha: 26/09/2017, Categorías: Jóvenes Autor: caroltruco, Fuente: RelatosEróticos

    ... imaginar la lengua de aquel gordo seboso retorciéndose entre sus pliegues y creyó correrse por combustión espontánea...
    
    El gordo estaba sin habla y sin creérselo. Obvio.
    
    Una gota de saliva asomó a su boca y Lola acercó el dedo y lo introdujo despacio mientras el hombre lo chupaba sin perder detalle del cine que tenía delante. Con la otra mano Lola agarró la mano de él y la acercó al sexo de María: Tócalo, le dijo, despacio. Ahora te lo comerás. Hasta que se corra.
    
    La mano grandísima acarició el coñito de la nena como pudo, pues temblaba, se mojó y dejó paso a la lengua que empezó a devorarlo y chupetearlo despacio como si tuviera todo el tiempo del mundo y muy pocas oprtunidades en la vida...
    
    Realmente como esta, ninguna más se le presentaría. Jamás. Viviría recordando este momento en que una niñata le obligaba a secar el sexo de otra niñata cachonda.
    
    Ni en sus mejores fantasías, pensó en una ráfaga de lucidez...
    
    María moría de gusto. El profesor lo hacía mejor que Lola y ella apretaba su agujero contra la cara gorda y redonda. Lola la besó. Le folló la boca con la lengua hasta que se vino. Con las piernas enganchó el cuello del tipo y pensó que se lo tragaba por abajo. Pero él agarraba con las manos el culo de la chica y parecía querer meterse dentro. Cuando pararon los calambres se retiró y dejó ver su expresión atónita, del más allá y pringada de jugos. Se relamió. Se pasó los dedos por las mejillas y se los chupó...
    
    María estaba ya tumbada en la ...
    ... mesa, casi desmayada.
    
    Lola habló: Vengan los dos. Al baño. Vamos. Con cuidado.
    
    Don Santiago se levantó como pudo, al igual que María, a la que el cuerpo no le respondía.
    
    Entraron en el aseo del despacho y Lola le dijo al profesor que se quitara la ropa. Este obedeció como drogado. A la vez agachó a María bruscamente, tirándole del pelo y perdiéndola en su propio chochito: Chupa perrita, saca la lengua, rápido, que tu amita está demasiado caliente, le ordenó con desprecio. ¡Chupa, joder, come!
    
    Y tú, ¡dale unos azotes!, le dijo al hombre, Le vuelven loca.
    
    Desesperado, le subió la falda por detrás a María y le dio en el culo, ¡plas! y otra vez ¡plas! y otra...
    
    Creía que la polla le reventaba. Necesitaba hacer algo con ella. Comenzó a masturbarse mientras pegaba a María. Lola gemía cada vez más fuerte hasta que se deshizo del todo gruñendo: Así, joder, así, cómetelo todo, qué bien chupas, qué bien, qué bien, qué bien... jadeaba rapidísimo hasta parar por completo y quedarse inerte.
    
    Unos segundos pasaron hasta que la que se acababa de correr delicioso soltó el cabello de María y la apartó de su clítoris dejándola respirar: Túmbate, le exigió al profesor.
    
    Este, de más está decirlo, acató la orden y con el rabo tieso como un palo y la barriga desparramada a los lados se tendió en el suelo cuan largo era. En esa posición indefensa, en esa situación más indefensa aún, las miraba regalado, agradecido, salido, sumiso y dispuesto a todo.
    
    Eso era lo que quería Lola, ...