1. Nuestra soledad nos traiciona (1ª parte)


    Fecha: 19/04/2020, Categorías: Incesto Autor: stukka15, Fuente: CuentoRelatos

    ... por un problema de falta de liquidez de uno de los negocios de ella, que poco después resolvimos.
    
    Después de reseñarme esos desagradables momentos para ella en público, me dijo algo que me tomo por total sorpresa:
    
    ― El problema no es el orgasmo, lo incomodo es que me mojo en exceso.
    
    Trataba de imaginar lo que me acaba de decir cuando prosiguió.
    
    ― Cada vez que me excito tengo un orgasmo muy fuerte, me mojo toda y debo ir al baño para asearme y calmar mis nervios de ser notada.
    
    ― Si te sirve que lo diga, nunca pensé en eso y dudo que alguien lo notara.
    
    ― ¿De veras?, ¿no me noto rara?
    
    ― Nada, si no me lo cuentas ni en mil años hubiera acertado.
    
    Esto la calmo mucho y le permitió sincerarse de todo lo que le ocurría. En la semana buscamos información en internet discretamente para documentarnos antes de decir si acudíamos con un especialista.
    
    Más tranquila, asumió poco a poco la normalidad de su situación y comenzó a guiñarme un ojo, darme una patada bajo la mesa o darme una señal cuando le ocurría lo mismo. Me convertí en su cómplice íntimo.
    
    Tratando el caso más a detalle y con más confianza, Sandra me relató que en ocasiones solo se mojaba, pero en otras verdaderamente se empapaba. Mientras me explicaba, yo comenzaba a excitarme por lo relatado, a imaginarla mojándose y peor aún a pensar en ella como una mujer y no como mi hermana. Recobraba el control de mi instinto animal cuando ella explicaba con lujo de detalle, la deliciosa sensación que ...
    ... percibía al venirse y lo incomodo que le resultaba reprimirlo para evitar ser notada en público. Dicho esto, se empujó para atrás en el sillón de la sala y comenzó a llorar bastante molesta. Entre asombrado y asustado, solo la miraba. De pronto, me miro y dijo:
    
    ― ¿Ahora entiendes lo que me pasa?
    
    ― Bueno… creo que sí.
    
    Para mi sorpresa, tomo mi mano y la metió bajo su falda y sin dejarme ver, sentí entonces sus piernas empapadas y su ropa interior mojada. Acaricie un poco su ropa interior para percibir la magnitud de su orgasmo y percibí un enorme pelaje bajo la prenda, bastante mojado. Mientras exploraba su problema, Sandra suspiró, definitivamente estaba muy sensible, pero no retiro mi mano, hasta hoy, ignoro la razón.
    
    Curioso recorrí su entrepierna mientras notaba en mi mano una gran humedad. Al sacar finalmente mi mano, la confirme empapada y de pronto, me golpeo ese aroma de mujer que disparo mi excitación.
    
    ― Ves, me mojo en exceso, siento delicioso y debo ocultarlo en todo momento cuando estoy acompañada.
    
    ― Ahora entiendo lo incomodo que te resulta, no tenía la menor idea.
    
    ― Después de eso, me relajo mucho y solo quiero descansar.
    
    ― Al menos frente a mí no debes sentir pena, ahora conozco tu problema, hay confianza y cariño.
    
    ― Lo sé hermanito, pero me da mucha pena. Ahora debo limpiarme y limpiar el sillón.
    
    Yo quede entre excitado, caliente e impresionado con el comportamiento de mi hermana conmigo. Nunca más la vería como alguien más, ahora veía ...
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