1. El Profesor (Parte 1)


    Fecha: 30/04/2020, Categorías: Gays Autor: angelmatsson, Fuente: SexoSinTabues

    ... sus piernas y escupí en mi glande. Iba a metérselo, y no me interesaba que aún no estuviera del todo dilatado. Lo haría como castigo por su insolencia. Aunque se lo metería lento sólo porque no soy un monstruo. Abrió los ojos como platos cuando vio que lo penetraría. -¡No! ¡Perdón! No quise ser grosero. Por favor –suplicó. -Tu siempre aprendes por las malas –le dije, y le hundí la mitad de mi glande. Me tenté a metérselo todo, pero no quería lastimarlo más de la cuenta. Obviamente su grito de dolor no se hizo esperar. Vi sus ojos humedecerse, pero no protestó más. Sabía que se lo merecía, por lo que no continuó hablando y se dejó sodomizar por mí. Tuve un poco de piedad, retiré mi glande y lo reemplacé por mi lengua. La introduje en su culo y humedecí más su interior. Contra su voluntad salió un gemido de placer por su boca. Después de todo, aún lo disfrutaba. « ¿Tendrá una vena sadomasoquista?» me preguntaba. Apunté con mi pene nuevamente y continué la penetración. Luchando por cada milímetro, conseguí hacer que se tragara mi glande, y que era la parte más terrible. No se hizo esperar el grito ahogado de dolor. Tomé su pene (que volvía a ponerse duro), y comencé a hacerle una lenta paja. Poco a poco fue soltando su esfínter y pude meter más centímetros de pija en su interior. Con un agudo y poco masculino gemido, logré comprobar que ya había tocado fondo. Disfruté del calor, la humedad y la estrechez de su recto, y de la suavidad de sus nalgas contra mis testículos. ...
    ... Gemí victorioso. Ese culo ya era mío. Por cada movimiento, por muy pequeño que fuera, él se quejaba. Sus manos estaban aferradas a mis muslos intentando frenar mis movimientos. Esperé unos segundos a que se acostumbrara y luego comencé el vaivén. Pude ver una pequeña lágrima bajando por su mejilla. Su rostro era un poema, y amé lo varonil que se veía aguantando el dolor. -Pasará –le dije-. No se irá por completo, pero disminuirá el dolor. Saqué mi pene completamente y disfruté viendo como su ano boqueaba. Metí mi lengua y lo llené con la mayor cantidad de saliva que pude juntar. Con mis dedos hice algunos remolinos en su interior y luego los reemplacé por mi verga. Se quejó cuando entró mi glande pero se deslizó con suavidad. Lo taladré con lentitud y firmeza, gimiendo cada vez que deslizaba mi pene en su interior. Tan estrecho, tan húmedo y caliente, estaba muy concentrado para no correrme tan pronto. Al cabo de unos minutos, le pedí que cambiáramos de posición y que se quedara en cuatro. Co lentitud se levantó y adoptó la nueva posición. Su verga colgaba tiesa y le colgaba un hilo de pre-semen. Sin que le dijera algo, apoyó su pecho contra la cama y dejó su culo elevado hacia mí. De esa forma, dejaba su ano completamente a mi servicio. Coloqué saliva en mis dedos, lubriqué su ano, y le ensarté mi verga. Gimió al instante. Con mi mano izquierda rodeé su cadera y con la derecha le hice una paja. Le mordí el lóbulo de la oreja y lo hice estremecer. -¡Oh! –dijo casi al segundo ...
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