Puta por un dia
Fecha: 05/05/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Roberio, Fuente: CuentoRelatos
Este relato sucedió hace un tiempo, cuando trabajaba en una empresa de quesos, como repartidor en una furgoneta, tenía un jefe un poco exigente, que nos tenía muy firme, y bastante puteado. Este estaba casado, y tenía mujer, la cual iba de vez en cuando para la nave, supuestamente a ver al marido, pero lo que a ella le gustaba era que la observásemos, pues estaba muy bien.
Se llamaba Marta, tendría unos cuarenta y cinco años, morena, de ojos claros, con un cuerpo sensual, no maltratado por los años, solía vestir con una falda por las rodillas, y una chaqueta arriba, para dársela de importante. Con el tiempo se había ido creando algo de confianza entre nosotros y ella, e incluso a veces teníamos unas pequeñas conversaciones.
Una noche, salí a tomar unas copas con mis amigos, yo era el único que trabajaba allí de los que íbamos, a un pequeño bar, escondido, moderno, con un gran ambiente, al que solo iban la gente que lo conocía, y normalmente gente de la alta sociedad, yo conocía al dueño, y a veces me pasaba por allí, habitualmente mis copas estaban pagadas.
Una vez dentro, fuimos a pedir a la barra, y para mi sorpresa allí estaba sentada en un taburete, Marta, había poca luz, así que me acerqué a corroborarlo, y sí era ella.
Me dirigí hacia Marta, llevaba una falda corta azul y una blusa blanca, y ella se sorprendió de verme allí, estuvimos hablando un rato y me contó que su marido había ido a visitar a los padres a Cádiz, y que estaba sola en casa y se aburría y ...
... fue a tomar unas copas, mantuvimos una agradable conversación.
Con el tiempo, y tras bebernos unas copas, el formalismo se iba rompiendo, las distancias se iban reduciendo, nos rozábamos cada vez más, las miradas se cruzaban cómplices, incluso ella se atrevió a quitarse un botón de la blusa, pues decía que tenía calor, esto hizo que se viera su escote, con su piel blanca, que dejaba entrever sus pechos de tamaño mediano.
Así estuvimos toda la noche, hasta que ella me dijo que se iba, decidí acompañarla al parking donde había dejado el coche, hasta que lo encontramos, un Mini One rojo. Al llegar era difícil despedirse y me pidió que pasara al coche, ya que le dolían los pies, al entrar al coche, aprovechó para soltarse el pelo, lo que me provocó una cierta excitación.
Comenzó a agradecerme la noche que habíamos compartido, yo le dije que era mutuo, y ella se lanzó sobre mí y me besó, después se separó y continuó hablando, seguidamente fui yo el que me acerqué a ella, lentamente, mirándole a los ojos, tenía unos labios carnosos, una lengua juguetona.
Tras esto, arrancó el coche y me llevó a su casa, estaba a las afueras de la ciudad, una vez dentro sin mediar palabra, comenzó a besarme alocadamente, yo la respondí y la agarré firmemente con mi mano por el culo, seguidamente le desabroché los botones de su blusa, dejando ver su sujetador blanco, el cual al igual que su blusa le fueron quitados, tenía ante mí esos grandes pechos, los agarré con mis manos y los saboreé ...