1. El cholo de la terminal


    Fecha: 05/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Hunter, Fuente: CuentoRelatos

    ... pantalón de tela que destacaba mis mejores rasgos.
    
    El me alcanzó e hizo como que necesitaba cambio para hablar por teléfono. Ahí comenzamos a conversar y le dije que mi carro estaba estacionado afuera, que le podía dar el bote. Me dice, mejor, que así llego más rápido y mi mujer me está esperando. Se llamaba Agustín y tenía 31 años, no 25 como pensé.
    
    Cuando íbamos camino a la autopista ya no aguanté más y me animé a sobarle la verga por encima de los jeans. Se le paró inmediatamente y yo aparqué el auto a la vera del camino. Se sacó la pija y me enseñó una vaina oscura, como de unas 8 pulgadas, gruesísima con un olor a macho delicioso, sin circuncidar y llena de venas. Yo comencé a mamar como desesperado, metiéndome la vergota hasta lo más que mi garganta aguantaba.
    
    El me acariciaba el cabello, la cara, la boca, se agarraba la base de la verga y eso hacía que se pusiera más dura. Yo lo invité a irnos a un motel y me dice, vamos pero rápido que tengo que llegar temprano.
    
    Apenas llegamos al hotel nos metimos al baño. Por supuesto que yo me aseo muy bien, me lavé el culo con una manguerita cómoda que tienen estos moteles y me quité el sudor del día.
    
    Agustín tiene un cuerpo divino, lampiño totalmente con excepción de una gran mata de vello púbico. Sus nalgas eran tan paradas y duras que parecían de mármol tallado. Los huevos le colgaban, sin pelos. Lo que más me gustó es que tenía unos brazos tatuados y lo hacían ver muy sexual, muy macho.
    
    Él se entusiasmó ...
    ... con mis nalgas y con mis piernas. Después de bañarnos nos metimos en la cama y me comenzó a lamer los dedos de los pies. Metía su lengua entre mis dedos, me mordisqueaba los talones y se pasaba mis pies por la cara, raspándome con su áspera barbilla. Parecía tener una fascinación especial por mis pies porque los besaba y se pajeaba.
    
    La verga se le paró como de piedra. La tenía tan dura que se le pegaba al ombligo y le dolía si yo se la pajeaba muy duro.
    
    Me volteó y comenzó a lamerme las orejas, la cara, la nuca y la espalda, mientras se pajeaba. Después de un rato me abrió con las dos manos el ojo del culo y metió su lenguota ahí adentro, haciendo círculos mientras me metía un dedo ensalivado. Me metía alternativamente un dedo y se lo chupaba, para lubricarlo. Al rato de hacer eso comenzó a meterme dos dedote, y luego, tres. Se apartaba un poco, me veía el culo dilatado y se arrechaba más.
    
    Yo había bajado mi maletita con lubricante y él me dice, "que culo tan rico tienes, porque no me dejas que te meta los dedos antes de culearte, estoy tan arrecho que si te meto la verga me voy a correr enseguida"
    
    Yo traía lubricante del bueno y unos guantes quirúrgicos, de esos de látex. Me preguntó para que eran y yo le enseñé.
    
    Me acosté bocarriba en la cama, levanté mis piernas y me abrí el culo yo mismo. Me puse un guante, lubriqué los dedos y comencé a meterme los dedos lentamente, abriéndome con una mano las nalgas para que el disfrutara del espectáculo. Mis nalgas son ...