Sexo por necesidad y dos cornudos que consienten
Fecha: 06/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Lobo Feroz, Fuente: CuentoRelatos
Sucedió no hace tanto tiempo, ambos somos personas maduras y tenemos muy en claro nuestras necesidades y nuestras responsabilidades familiares, pero suele decirse con tantísima razón “que la necesidad tiene cara de hereje” y estás breve historia de sexo es tan solo una reafirmación más de ese dicho que conserva su vigencia.
Eran buenos tiempos, podía tener un pequeño velero “El Chobi” en un boating de San Isidro, a dos lugares de distancia anclaba, el “LauraK”, de considerables dimensiones con un porte bastante mayor al mío. Todos los que anclamos los botes y veleros nos conocemos, el ambiente náutico es cordial, el amor por la navegación nos iguala.
Después de una fuerte tormenta se torna casi una obviedad concurrir para verificar si hubo daños. La tormenta me obligó a ir a primeras horas de la mañana siguiente, también la dueña del Laura. Sin daños a la vista, me retiro del boating en el mismo momento que ella, como buen vecino me ofrecí llevarla. En el trayecto conversamos de barcos y otras cosas, de todo y de todos, clima de simpatía y juego de doble intención, nos proporcionó la oportunidad para seguir dándole largas al tema, sobre todo cuando sin darnos cuenta comenzamos en el tema de la sexualidad.
Admiré sus formas firmes, contenidas en ajustado jean, hasta mi fantasía me estaba haciendo imaginar cosas imposibles durante ese trayecto que hicimos juntos, y aún después de dejarla en las cercanías de su domicilio. Quince días después se produjo la ...
... casual/causalidad de encontrarnos como esa mañana siguiente de la tormenta, otra vez la invitación para acercarla, aunque esta vez tenía ganas de intentar algo, de ir por más. Me pidió llevarla hasta la puerta misma de su casa, me invitó a pasar para tomar café.
Las fotos sobre la repisa decían: dos hijos y marido, del comentario familiar nos surgió que no todo es como parece, la pátina feliz escondía una mujer que sufre falta de sexo a la medida de su deseo. Mostré cuánto entendía, contando algo similar, que mi mujer había entrado en desgano a la hora del sexo y tampoco era cosa de estar mortificándola con mis necesidades. Laura, tenía en claro sus responsabilidades y prioridades, directa y franca fue directo al punto:
—¡Che!, tenemos el mismo problema. ¿Si buscamos juntos la solución?
—Y.…, la idea es tentadora... – Laura sonríe.
—Nos gustamos, sanos, discretos, ¿probamos?
—¿Probamos? —Rápida como ardilla la cuarentona.
En el trayecto pensaba en las buenas tetas, lindo cuerpo sin notorias adiposidades, cintura
estrecha, nalgas firmes, tentadora para disfrutar en la cama, lista para estallar como polvorín. Acuerdo tácito que en su casa, al menos esa primera vez, no era el ámbito más propicio, por eso mismo propuse salirnos y la llevé a un hotel de las inmediaciones, en el trayectos mis fantasías ratoneras bullían a mil.
En el hotel, la ducha fue la excusa para las primeras caricias, palpar tetas y frotar pezones erectos, perderme en la grieta de sus nalgas y ...