1. Ducha sorpresiva


    Fecha: 07/05/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... en la cama, ya que su padre se encontraba de viaje y su hermana había salido de marcha con las amigas y yo, le dije, me encontraba muy cansada. El aceptó inmediatamente. Mientras subía a la habitación, yo me puse un corto camisón, como el que suelo utilizar normalmente, sin nada debajo y me acosté, al igual que hizo él nada más llegar al dormitorio, para ver la tele.
    
    Al principio empezamos a charlar de cosas intrascendentes, pero poco a poco fui llevando la conversación al terreno que más me interesaba.
    
    Mientras se desarrollaba esta conversación yo me había puesto de lado mirando hacia él, pasando una pierna por encima de las suyas, que se encontraba tumbado boca arriba, rozando con mis partes más íntimas sus piernas, ya que utilizaba pantalón corto de pijama. Al mismo tiempo con mi mano le acariciaba suavemente su pecho y pude notar cómo su corazón latía desbocado, señal inequívoca de que mis palabras y mi postura habían empezado a causar efecto en él.
    
    Dicho esto, baje mi boca hasta su pene y lo engullí literalmente. Di varias arcadas del tamaño que tenía porque no me cabía entero. Estaba duro como una roca y medía 20 centímetros en erección. Parecía que iba a estallar. Le dije que se relajara, y que me dejara hacer, pero en dos o tres minutos acabó en mi boca, llenándome de una abundante leche caliente, que no fui capaz de retener en mi boca. ¡Tanta era la cantidad que ...
    ... soltó!. Se disculpó por haber acabado tan rápido y haber manchado las sábanas, mi camisón y mi pelo, pero le dije que no se preocupara que aún teníamos mucho tiempo por delante.
    
    Después de correrse, me puse a caballo sobre su pecho y acerqué mi vulva a su boca diciéndole cómo tenía que actuar. A pesar de su inexperiencia, la excitación que me producía hacerlo con mi propio hijo, me provocó un orgasmo como hacía mucho tiempo que no tenía con mi marido. Me retorcía de placer, con unos espasmos acompañados de gritos, que asustaron a Dani. Tuve que explicarle que esto era algo frecuente cuando una mujer alcanza un orgasmo de tal intensidad.
    
    Después de este primer orgasmo, no besamos tiernamente y en pocos minutos su verga ya estaba lista para un nuevo ataque. Esta vez le coloqué su miembro en mi raja y con movimientos lentos nos corrimos los dos al mismo tiempo en un descomunal orgasmo. Después siguió un tercero y cuarto orgasmo antes de que llegara su hermana, ya de madrugada. Me dejo sorprendida su capacidad de semental. Cada eyaculación me llenó con tal cantidad de leche como si llevara semanas sin hacerlo. Fue una experiencia inenarrable y la mejor noche que he pasado en mi vida.
    
    Desde entonces, cada vez que su padre sale de viaje y su hermana no está en casa, aprovechamos para repetir orgías como la de esa noche. Pero esas son ya otras historias.
    
    Espero que les haya gustado. 
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