1. Me ganaron las ganas


    Fecha: 09/05/2020, Categorías: Voyerismo Primera Vez Tabú Autor: Arandirelatos, Fuente: xHamster

    ... una voz irrumpió:—¡Ya voy Vero, di que me esperen! —alguien dijo.Al tratar de indagar de dónde provenía la voz me di cuenta que había una pequeña puerta en una esquina del local, así que asumí que aquel era el baño.—¡Ya lo estoy atendiendo! —dijo un tanto respondona y agresiva, la que ahora sabía se llamabaVerónica.La chamaca no era especialmente bonita, ya lo dije; tenía dos dientes incisivos prominentes (que sin duda pedían corrección); su cabello estaba seco y enmarañado; sus codos y rodillas estaban sucios y su piel morena no era precisamente tersa y humectada... pero bueno, como ya he dicho, me dejé llevar por el estereotipo de colegiala cachonda que a uno tanto le hincan en la cara.Poco después salió la encargada. Para ese momento no sabía si aquella joven mujer sería su madre, su tía o qué. Sólo noté que Vero se le rebelaba a la menor provocación.Tras firmar de recibido le di las gracias a la encargada. Me dispuse a llevar las cajas al coche y Vero (entre risillas y patadas intercambiadas con su hermanito pequeño) se ofreció a ayudarme tomando la caja más chica.—...‘pérate, déjame ayudarle al señor —le dijo a su hermano, quien no la dejó de m*****ar sin embargo.Después de meter la primer caja me di vuelta para recibirle la segunda a la chiquilla, pero ésta estaba más bien distraída con el hermanito. Se llevaban pesado, se veía. Aquél, aprovechando que la hermana tenía las manos ocupadas, le había dado unos buenos zapes que aquella defendió con tremendo taconazo de su ...
    ... zapato escolar. Aquello debió haberle dolido al pobre chamaco, quien, sin embargo, se desquitó: aprovechando que yo le recibía por fin la caja, aquél pasó corriendo nuevamente junto a su hermanita a quien le jaló la falda hacia arriba con tal fuerza que la cintura de la prenda se le atoró a la altura del estómago, quedándole la falda levantada a medias.Por un segundo vi el calzón de la agraviada, quien no tardó en ir a desquitarse.Si he de ser sincero no puedo asegurar si los calzones eran amarillos o, quizás, se los vi así porque estuvieran sucios o percudidos. Ciertamente, dado el carácter y la ralea de la chiquilla, era lo más probable. Lo cierto es que aquella imagen, que quizás duró ante mí aún menos de lo que creí, quedó tan presente en mi mente que, días más tarde, aún podía apreciarla sólo con cerrar los ojos. Y no puedo negar que me daba mis buenos tallones por las noches o las mañanas recreando ese momento.Pero al final, lo que me impulsó a no dejar aquello sólo como una calentura pasajera fue que en una de las cajas de la despensa de mi madre iba algo escrito. Fue hasta que la ayudé a desembalarla que lo leí:“hasme un hijo”, decía en letras que más bien parecían garabatos, y delante de eso estaba dibujada una carita sonriente.Supuse que la chiquilla lo había garrapateado antes de haberme llevado la caja, quizás mientras me entretenía con mi mamá ayudándola a subir al coche.«Canija chamaca...», pensé. La Vero, no era más que una niña en su interior; por lo menos eso ...
«1234...8»