La mejor noche de mi vida (parte 1)
Fecha: 10/05/2020,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Era una noche de viernes como cualquier otra, ninguno de los dos tenía más planes que pasar la noche en casa, con el otro, haciendo lo que fuera, en realidad no importaba, solo queríamos relajarnos después de una pesada semana. Estábamos en la sala, sólo los dos, oyendo música distraidamente y hablando tonterías igual que siempre lo hacemos. Entre risas y anécdotas sin mayor trascendencia comenzamos a beber vino, sólo un poco, pero no lo suficiente como para estar ebrios, como suele ser perfecto para tener sexo increíble. Después de uno de los torpes chistes, nos reímos un rato y nos quedamos callados un momento, sólo oyendo la música de fondo, volteé a verla y me pareció sumamente atractiva en ese momento, así que no me resistí a girar su mejilla con mi mano y comencé a besarla, su lengua me exitó lo suficiente como para aventurarme a agarrar sus pechos. Ella empezó a tocarme también, aún con ropa, primero solo nos besábamos los labios y nuestras lenguas se entrelazaban en la boca del otro, pero en ese punto ambos queríamos más que eso, así que muy despacio fui de su boca a su mejilla y de ahí a sus oídos, a sus lóbulos, lamiéndolos muy levemente. - Te deseo demasiado. Le susurré al oído. Comencé a besar su cuello sabiendo que ese era su punto más débil, que besarla allí significaba un punto de no retorno, y sobrepasarlo solo significaba devorarnos mutuamente llenos de pasión. A la vez que la besaba, iba deslizando mi mano lentamente bajo su blusa y comenzaba a acariciarle ...
... esos preciosos senos. Mientras iba jugueteando con sus pechos, con sus pezones (ahora muy firmes por la excitación) pensaba lo agradecido que estaba de que ella se quitará su sostén al primer segundo tras llegar a casa por lo molesto que le resultaba. De pronto un gemido muy leve en mi oído me distrajo de ese pensamiento y me hizo notar la respiración tan agitada que me decía lo exitada que estaba ella, así que me apresuré a desabrochar su blusa, pero con un ritmo lento y con los besos constantes en su cuello para mantener ese ambiente de sensualidad que solo aumentaba la exitación entre nosotros. Terminé de desapuntar el último botón de su blusa y fui bajando mis besos de su cuello a sus senos, empecé a lamerlos, a besarlos y les di unas muy suaves mordidas ocasionales, una de las cuales le sacó otro gemido, esta vez más fuerte que el anterior. Mientras mis manos seguían jugando con sus tetas mi boca seguía su recorrido hacia el sur de ese maravilloso cuerpo, bajando por su vientre, lamiéndolo, besándolo. Le quité el pantalón, pero no las bragas, aún no era hora del plato principal. Besé esos muslos que tanto me gustan, y le agarré ese trasero que tanto me enloquece , ese que se mueve tan sensual cuando ella camina, cuando ella baila, ese que tanto me excita y la nalgueé esperando ver una expresión de sorpresa lasciva. Funcionó. Y esa mueca pronto se torno en una sexy mordida a su labio inferior que sólo me hizo desearla mucho más. Continué besando, lamiendo y acariciando sus ...