1. Mi tío millonario y mi esposa


    Fecha: 10/05/2020, Categorías: Gays Autor: hectornieto, Fuente: CuentoRelatos

    Un tío que tiene campos en Buenos Aires nos envía una invitación a mi esposa y a mí para festejar sus 50 años.
    
    Iba a hacerlo en una quinta de zona norte, una fiesta con todos los lujos.
    
    Nosotros somos dos trabajadores rasos, mi esposa es secretaria administrativa de una casa que vende sanitarios. Yo un vendedor común, que anda con un Volkswagen Golf todo roto tratando de ganar clientes para una empresa de consumo masivo.
    
    Ambos somos felices, alquilamos un dos ambientes en una zona media de Capital Federal, cada tanto salimos a comer una pizza afuera. Y estamos ahorrando para irnos a Brasil en un par de años de vacaciones.
    
    Al llegar la invitación, mi esposa refunfuña porque dice que no tiene ropa para ir a un evento así, que en ese lugar todos nos mirarían mal, que no podemos ir con la misma ropa de todos los eventos.
    
    Así que después de llorisquear un poco, me convence de reventar la tarjeta para ir de compras de ropa para la ocasión.
    
    Ella me vestiría así que me elige la camisa nueva, unos zapatos y pantalones. Un saco moderno. Y hasta un pañuelo de ojal.
    
    Ya con eso la tarjeta estaba al rojo vivo, pero aún faltaba la ropa de ella.
    
    Ella con sus tiernos 22 años estaba como una niña en una juguetería, me mostro indecisa entre varios vestidos, algunos al cuerpo, otros muy cortos, otros escotados. Todos realzaban su joven figura.
    
    Ella era delgadita, una cola parada de quinceañera, unas tetas pequeñas, una cintura que causa envidia en chicas más chicas y ...
    ... en las mayores.
    
    Luego de elegir el vestido, sigue con los zapatos, tacos por supuesto.
    
    Cuando creo que terminamos me indica que faltaba lo más importante.
    
    La ropa interior.
    
    Elige un conjunto de tanga y corpiño, aunque me aclara que solo usara la tanga, pero que aprovechaba el momento para tenerlo todo.
    
    Me guiñaba el ojo mientras me mostraba lo diminuto de varios modelos.
    
    Luego de estar todo un día prácticamente comprando llega el momento de pagar. Literalmente se nos fue un sueldo completo en la ropa, todo en cuotas a pagar hasta no sé cuánto.
    
    Mientras volvíamos a casa con las bolsas, hablábamos de nuestros proyectos, de que tal vez con estos gastos, el viaje a Brasil seria en 3 años y no en 2. Y que debíamos ajustarnos mucho en los próximos meses.
    
    Llega el gran día, ella vuelve a reventar la tarjeta con maquillaje, perfume, aritos y peluquería. Como lo sé? Porque el banco me llama para confirmar las compras.
    
    Cuando llega me mira con culpa, yo trato de estar calmado, pero se me escapa un "hace lo que quieras, no vamos más a Brasil", Esto detona en llanto y gritos.
    
    Todos los trapitos sucios salen al sol, las cosas que no hice, las que no compre, los sacrificios y hasta esa vez que me descubrió mirándole el culo a su hermana.
    
    Luego de estar varias horas sin hablarnos, comienza la parte de la reconciliación.
    
    Decimos muchas frases hechas, de que ya vamos a salir adelante, de que vamos a cambiar nuestra forma de reaccionar y también en consultar ...
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