1. La fruta prohibida


    Fecha: 12/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... Ella hablaba y yo asentía mientras veía la firmeza de sus pechos al pasar las manos con la crema. Se tumbo bocabajo y desabrochó el bikini, aparto su media cabellera pelirroja de la espalda y me paso el frasco y me dijo que lo esparciera bien. Ya la había tocado antes pero esta situación era distinta. Tenía la piel suavísima y cual anchas son mis manos las deslicé por su no muy grande espalda. Tras varías pasadas mi miembro estaba casi a tope y parecía que si seguía iría a más, así que di todo por concluido y me tumbé bocabajo pensando que no me había visto el empalmazo. Tonto de mí. Y lista de ella que se abrocha, se incorpora y se pone encima de mí diciendo que ahora era mi turno. Lo de menos fue la crema. Mientras la unta se empieza a mover mientras sigue hablando como intentando masturbarse contra mi cuerpo. Yo ya no podía más, si esto no era una señal no se que podría ser.
    
    Seguimos hablando de vuelta a casa pero no saque el tema. Subimos a que cogiera los libros y nos diéramos una ducha. Entre yo primero mientras seguíamos hablando a voces cuando de repente después de un silencio y ante una pregunta mía noto que me responde desde detrás de la cortina. Me sorprendí. Ella me dijo:
    
    -¿Te crees que no he observado el empalmazo de la playa?
    
    -Y yo como te frotabas contra mi cuerpo.
    
    -Es que esta era muy directa pero muchas indirectas no las has cogido y esto hay que solucionarlo ya.
    
    Lentamente se quito el bikini y por primera vez pude observar esos pechos que ...
    ... tanto soñé. Se metió en la bañera, me rodeo con sus brazos la cabeza, la bajo a su altura y sus labios se encontraron con los míos. Fue un beso largísimo. Al retirar los labios los dirigió a mi oreja izquierda y me susurro:
    
    -Disfrutémoslo.
    
    No me lo pensé más y me abalance sobre sus pechos. Si, si lo eran. Duros como una piedra. Que suerte tenía el cabrón de Darío con lo mal que la trataba. Me pasee por sus pezones de uno a otro y comprobé la teoría de que a pechos grandes, pezones pequeños, aunque hay excepciones que confirmen la regla. Ella tenía los pezones pequeños, cosa que no me gustaba pero no se puede tener todo.
    
    Nos secamos y nos trasladamos a la habitación. La tumbe en la cama y la levante las piernas. Me dispuse a lamer ese coño afeitado con unos labios rosas comos sus aureolas y pezones. Mi lengua se paseo un buen rato arriba y abajo hasta llegar a su culito por otro lado un pelín grande. Ella no aguantaba más y se dio la vuelta poniéndose a 4 patas mientras me decía que se la metiera. Me dijo que no me preocupara que ella toma la pastilla. Veloz la lamí un poco más el coño y me puse a su altura, calcule y metí la cabeza de mi pene. No entraba, La saque y otra vez. Moje un poco mi pene con saliva y al segundo intento se deslizo en su cueva.
    
    La cogí por las caderas y empecé a embestir cada vez más fuerte. En la habitación tengo un armario con espejo y veía perfectamente las 2 siluetas unidas. Ella cerraba los ojos mientras emitía leves gemidos. De vez en ...