1. La chica de las pastas italianas


    Fecha: 14/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Dany, Fuente: CuentoRelatos

    ... sobre una especie de amplio y mullido triclinio, mostrando desenfadadamente todos sus atributos femeninos. Vera se acercó a un lado de aquel ancho diván y la princesa le tomó la mano. Joaquín, entretanto, se quedó al pie del triclinio expectante de lo que iba a ocurrir.
    
    —Acompañadme —le dijo Ania a Vera; dejadme ungir tu cuerpo con el aroma del mío, ven, disfruta conmigo.
    
    La chica se quitó la breve túnica que vestía, la cual cayó sobre sus desnudos pies; y se quedó completamente descubierta, mostrando totalmente su venustez, luego se recostó junto a su ama en el cómodo diván. Una vez juntas comenzaron a hacerse una serie de eróticas caricias, y a darse lascivos besos en sus cuerpos y en sus bocas. Juntaron sus lenguas y permanecieron en aquel erótico ritual por un momento. Luego Vera buscó con su boca el jardín de la intimidad de la princesa y comenzó a besarlo ansiosamente, a lamerlo con avidez y ternura al mismo tiempo.
    
    Mientras tanto, el pene de Joaquín tremendamente enhiesto comenzaba a causarle cierto dolor que ya no era muy placentero, ya no podía más. Y entonces lo agarró con su mano derecha dispuesto a terminar con aquella tortura, pero entonces la princesa intervino:
    
    —¡No, no puedes hacer eso! Ven, acércate, bésanos los pies mientras nosotras nos dedicamos a lo nuestro.
    
    La Princesa Ania y su esclava se recostaron a lo largo del diván mientras se besaban y acariciaban, en tanto que, Joaquín, al pie de la cama, se arrodillaba para besarles los pies a ...
    ... ambas. Y mientras pasaba de una a otra, y de pie a pie, desde su ángulo podía contemplar con mucho deleite el nido de placer de cada una. Después de un momento, Vera se bajó del triclinio, se acercó al esclavo y le indicó que se pusiera de pie; luego agarrándole el pene le dijo:
    
    —Mi ama quiere que le des esto ahora.
    
    La calidez de la mano de Vera hizo que aquel miembro se hinchara todavía más. Entonces Vera lo dejó libre, y Joaquín, tratando de disimular su ansiedad se subió al triclinio con cierta calma forzada, la princesa Ania separó entonces las piernas esperando la embestida del sufrido miembro de Joaquín, el esclavo extranjero; cuando un extraño sonido, algo así como las notas de una extraña y persistente sinfonía comenzaron a escucharse en el ambiente…
    
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    La alarma del despertador de Joaquín estaba sonando, eran ya las seis de la mañana. Abrió los ojos y se dio cuenta que todo aquello había sido un sueño, agradable, pero en fin, sólo un sueño. Como prueba de aquel sueño feliz, sobre su entrepierna, la sábana había tomado la forma de una choza india o tepee. Trajo de nuevo a su mente consciente lo que recordó del sueño y… pudo ver con claridad mental que la princesa Ania de su aventura onírica, no era otra más que la chica del supermercado. Aquello le hizo cierta gracia porque al día siguiente, sábado, tendría que ir de nuevo, como todos los fines de semana, a tal lugar.
    
    El sábado por la mañana, al igual que siempre, Joaquín tomó una de las carretillas ...
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