1. Karie, ardiente Karie


    Fecha: 22/05/2020, Categorías: Infidelidad Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    La mañana se estaba tornando interminable en el trabajo, las horas se esmeraban en demorar su paso por el reloj y más encima las nubes empezaban a ponerse más densas en el cielo. Mis jefes, como de costumbre habían dejado la oficina para ir a almorzar y por la radio estaban pasando unos “mortales” lentos de los ’80 que hacían levantar hasta a un muerto.
    
    Mi mirada estaba posada en el monitor de mi computadora pero mi mente volaba por el más allá. Súbitamente el sonido del teléfono me hizo volver a la realidad, era Karie, una amiga de esas que cualquier mortal quisiera tener entre sus brazos. Ella por ese entonces estaba buscando casa para mudarse. Esa mañana le habían dado en la inmobiliaria las llaves de una para que la fuera a ver. Luego de irla a ver ella primero, me llamó para “invitarme” a verla con ella. Obviamente le dije que sí y que la esperaría en la puerta de la oficina. Repentinamente el panorama pasó de ser sombrío a tener más color que nunca, de pronto me agradaron las pesadas nubes que ya empezaban a chorrear su húmeda carga y la radio comenzaba a justificar sus lentas melodías.
    
    Karie llegó y raudamente subí a su auto. Ya la lluvia empezaba a arreciar y por mi mente corrían eróticas ideas y calientes sensaciones.
    
    Ella hacía tiempo me había confesado que una de sus fantasías era hacer el amor conmigo en una casa vacía, donde retumbasen los sonidos del amor y además poder correr desnudos por toda la casa sin tener que esquivar ni un mueble siquiera. En el ...
    ... trayecto ninguno hablaba, solo se escuchaba el ruido de las gotas de lluvia y tal vez la fricción de nuestras ideas chocando dentro de nuestras cabezas. Hacía tiempo que manteníamos una cierta relación amorosa, por más que teníamos nuestras vidas “ocupadas”, por tal razón era que ambos sabíamos lo que podía estar pasando por la cabeza del otro y eso hacía que en silencio nos excitáramos aun más.
    
    Cuando ya mi imaginación alcanzaba niveles estratosféricos llegamos a la casa en cuestión. Entramos cautelosamente tratando de no llamar la atención de algún que otro vecino y una vez adentro, ese olor a encierro me hizo excitar tanto que mi verga pronto se llenó de sangre y estaba tan dura como el bastón que usaba mi abuelo.
    
    Por su lado Karie me miraba con ojos libidinosos y su respiración se percibía algo agitada. Se había percatado que mi bulto dentro del pantalón crecía rápidamente e imploraba por salir a devorar los jugos de su concha. Ambos estábamos excitadísimos, le dimos un rápido vistazo a la casa, que obviamente estaba vacía totalmente. Llegamos a la cocina y abrimos la puerta que daba al patio, donde la lluvia hacía una cortina virtual con el aguacero, el ruido de la lluvia sobre el techo era ensordecedor, pero sugerente a la vez. Mientras yo miraba hacia fuera Karie me tomó por la espalda y me empezó a abrazar suavemente y su fuerza iba en aumento de acuerdo a su nivel de excitación. Luego pegó sus enormes tetas a mi cuerpo y empezó a franelearmelas por la espalda. ...
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