UNA LINDA HISTORIA 7
Fecha: 24/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues
... coincidencia. ― ¿Tu hermana es una de las modelos? ― Si, Pamela, la pelirroja. ― ¡Joder! Os parecéis poco… ― Ya, siempre decimos que ella fue cambiada en el nido – bromeo. – Es la única de la familia que ha salido a un tío abuelo con sangre irlandesa. ― No es que las conozca mucho, apenas coincidimos, pero toda la comunidad se saluda, ya sabes. Oye, ya que estamos… ― ¿Si? ― Carmelo, el conserje ha dicho algo sobre una pelea… ― Vaya. Los chismes viajan rápidos. ― Mucho, mucho – agita ella la mano con gracia. – Sube a ducharte y te invito a desayunar en mi casa. Así me amplias ese rumor, ¿te parece? ― Como negar nada a un ser tan efímero y destellante como vos… ― Ay, que cosas dices… -- y entramos en el ascensor. ¿Qué puedo contar de esta experiencia? Solo una palabra: increíble. Sé que, de alguna manera, estoy influyendo en el comportamiento de Dena, colándome entre sus vericuetos emocionales, desmontando sus inseguridades, sus prejuicios morales, pero no tengo ni idea de cómo lo hago. Es tan fácil, tan imperceptible, tan sutil, que ningún testigo podría advertirlo. Para la mujer, cuanto dice, cuanto escucha, cuanto piensa u ofrece, tiene una lógica aplastante, el justo final de un razonamiento correcto y equilibrado. No siente dudas sobre comportamiento, ni temor del mío. Todo es sugestión, imposición de voluntades. Aprendí que disponía de ese don siendo un niño, y lo fui desarrollando más con cada etapa de mi vida, hasta convertirlo en un afilado y práctico instrumento de ...
... control. Ahora, tú dispones de ese don. Tu cuerpo ha aprendido a usarlo, aunque aún debes ser consciente de qué es lo que puedes realizar: imponer profundas sugerencias en todo tipo de personas, para hechizarlas completamente, para hacerlas vivir goces sin precedentes, para incrementar delirios o sensaciones… Todo depende de la inflexión de tu voz, de la autoridad que emana de todo tu ser, y, por supuesto, de tu mirada. No te preocupes, ya aprenderás. Por el momento, no es algo que deba, ni quiera contar a las chicas. Debo experimentar mucho más y ver donde me conduce. Siguen durmiendo, pero ahora abrazadas. Se han sacado los vibradores, que están tirados en el suelo. Bufff. Habrá que lavarlos. Apestan. Me ducho y me visto, algo muy informal. Un vaquero y un polo de manga larga. Vaya. Me cae mejor que hace un par de semanas. He perdido barriga. Perfecto. Bajo y llamo al timbre del tercero B. Dena me abre la puerta, vistiendo un largo albornoz rosa. Ahora lleva el pelo suelto y, entonces, caigo para que sirve ese turbante que llevaba. Así, el sudor de su cuello no impregnara su limpio cabello, no teniendo que lavarlo cada día. Las cosas que aprende uno en la ciudad. Dena tiene un pelo bonito, cortado en un redondo casquete y algo rizado en las puntas. ― Pasa, pasa. Has sido rápido. No me ha dado tiempo de vestirme – me dice, apartándose de la puerta. ― Hazlo. Yo haré el desayuno. ― Oh, no, ni pensarlo… ― Sin problemas. Cocino desde los ocho años. ¿Qué prefieres? ¿Tostadas, ...