UNA LINDA HISTORIA 7
Fecha: 24/05/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: memito, Fuente: SexoSinTabues
... adultos, y aceptará casi cualquier cosa que le propongas. Pero debes actuar rápidamente. No estoy preparado para eso. El viejo me ha tomado por sorpresa. Así que me dejo llevar por las palabras de Almudena. β Es que he venido a visitar a mi hermana. Soy de Salamanca. β Ah, bonita ciudad. Mi marido estudió allí. Cruzamos por un paso de peatones. Seguimos caminando por una de las amplias aceras. Ahora, con más perspectiva β le saco más de treinta centímetros β, puedo observar que solo lleva un suave brillo en los labios y ningún otro maquillaje. Sus dientes, cuando sonríe, están algo inclinados hacia el interior de la boca. Esta mujer nunca ha tenido corrector, pero se ven fuertes, sanos y blancos. Todo natural, me digo. β Así que está usted casada β no sé por donde seguir; no tengo mucha experiencia en esto. βAyúdame, viejo. β β Ya no. Me separé a principios de año β me cometa ella, sin ninguna pena en su tono. β Lo siento. β Yo no β sonríe. β Estaba harta de cuernos. β ¡No me diga! Me resulta increíble que a una criatura como vos puedan someterla a semejante escarnio, ¿acaso su esposo no tenía ojos? Almudena alza la cabeza con viveza, enarcando una delgada ceja. Me he limitado a repetir lo que me sopla Rasputín. β ¿Es que eres poeta? β Es una cualidad espontánea que me embarga solo ante los ojos de las criaturas más bellas de la creación. β ¡Oh, que bonito! Pero, por favor, tutéame. No soy tan vieja. A propósito, ¿cuántos años tienes tú? β Diecisiete β musito, apartando ...
... la mirada. Otro consejo del viejo. β ¿Por qué te avergüenzas? Es una edad magnífica β dice, acercándose a mí y buscando mis ojos. β ¿Si? β comprendo lo que está intentando hacer Rasputín. β Si, no eres un niño. No lo pareces, bien lo sabe Dios. ¿Cuánto mides? β Uno noventa y ocho. β ¡Dios santo! Debo parecer una enanita a tu lado. β Nada de eso, Dena. Tienes un cuerpo realmente proporcionado. β Gracias, lo mío me cuesta β se ríe, colocando una mano sobre mi brazo. β Me acostumbré a ejercitarme después de tener a mi hijaβ¦ β ¿Hija? ¿Tienes una hija? ¡No puede ser! β exclamo, deteniéndome bruscamente. β ¿Por qué? ¿Qué pasa? β ¡Si no puedes tener más de veinticinco años! β Aah, que adulador β se cuelga de mi brazo, con total confianza, mientras seguimos caminando. β No, jovencito, voy a cumplir treinta y tres años. Mi hija, Carola, tiene ya catorce. β Entoncesβ¦ -- hago la pantomima de contar con los dedos. β Exactamente. Quedé embarazada con dieciocho años. Por eso te decía que era una buena edad la tuya. La suficiente para tomar decisiones importantes. Yo me casé y tuve una hija. Solo me arrepiento de lo primero β me guiña el ojo. Me río con fuerza. Llegamos ante el edificio donde se ubica el piso de las chicas. β De verdad, Dena, ha sido un placer conocerte, pero, desgraciadamente, me quedo aquí, en el ático β señalo. β ¿Qué dices? ¡Vaya coincidencia! β coloca sus brazos en jarra, las manos sobre sus potentes caderas. β Yo vivo en el tercero B. β ¡Coño! β si que es toda una ...