1. De campamento


    Fecha: 26/05/2020, Categorías: Incesto Autor: DENYS PERVERSO, Fuente: CuentoRelatos

    ... Estacionamos la camioneta a unos diez kilómetros de la última estación. Llevamos un teléfono móvil que sería nuestro único medio de auxilio en caso de ser necesario. Los paquetes eran grandes y pesados.
    
    Si no fuera por mi apego al gimnasio en los primeros 5 kilómetros hubiera estado fuera de combate. Mis hijos en todo momento se ofrecían a cargar mis paquetes, pero no podía permitirles pensar que mamá era débil e indefensa. Erik tuvo que regresar a la camioneta por el último paquete. Mientras Paolo y yo montamos el campamento. Este par de jovencitos sabían lo que hacían, su padre les había enseñado bastante bien, y me hicieron sentir orgullosa de ellos. Bien entrenados no cabía duda. Me mostraron como hacer una cama de pino y paja, que resultó ser bastante cómoda. Prepararon un rincón donde podía cambiar mi ropa, oculta de la vista de mis dos jóvenes. Hicieron un hoyo y ahí improvisaron nuestra calefacción y lo que sería nuestra estufa. Enseguida me dispuse a preparar una comida ligera para alimentar a mis dos hombrecitos. Rato después salieron a preparar el cuarto de baño que sería como a 30 metros del campamento, después de terminar de montarlo comenzaron a cavar una zanja en donde quedarían los desechos. Todos lo usaríamos, así que a mi correspondía avisar a mis hijos cuando necesitara estar allí. Estaba impresionada con todo lo que mis hijos sabían hacer. Colocaron una lámpara de aceite sobre un pilar de la tienda para alumbrarnos por la noche.
    
    Sobre todo, por si ...
    ... tuviéramos que levantarnos. Esto fue una gran idea, porque tomé mucho café con mis alimentos, y tuve que levantarme después de horas de sueño. Mis dos hombrecitos dormían como troncos, por ello mismo no creí prudente molestarlos. Me sentí segura de ir a donde debía. El fresco de la noche se sentía intenso, y decidí ponerme mi largo camisón de franela, en silencio salí me puse mis botas y salí del campamento. En verdad el frio estaba muy vivo lo pude palpar como golpeo mi desnuda vagina al orinar. Me reí un poco de mí. De pronto escuche un ruido me asusté y olvide las recomendaciones que me hicieron mis hijos. Me moví en lateral y encontré el amparo de un arbusto. En principio pensé aterrada que se trataba de un oso. Pero la luna me ofreció la cantidad justa de luz para distinguir que se trataba de mi Erik el más “viejo” de mis hombrecitos se acercó bastante al arbusto que protegía mi presencia. Extrajo su verdugo y comenzó a orinar. No saben cuánto me reproché porque no fui capaz de voltear a otro sitio. Pero a la vez me pregunte. ¿Por qué salió? si al levantarse debió darse cuenta que no estaba en mi lecho, por lo tanto, debía intuir que estaba en el improvisado cuarto de baño.
    
    ¿Qué cosa había ocurrido para que no lo notara? Supongo que me estuvo observando por algún lugar, que no pude descubrir. Debía tomar medidas al respecto, sabía que los hombres cuando están en cierta evolución sexual, no pueden reprimir sus instintos y Erik tampoco lo hacía. Estaba sorprendida al ...
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