Milagros, la gordita
Fecha: 02/06/2020,
Categorías:
Sexo Oral
Autor: Aldebaran, Fuente: CuentoRelatos
... señor Ruiz me ha propuesto que te pagará la hipoteca de tu piso el tiempo que le quede de vida. Además, no tiene familia por lo que te haría su heredera universal.
—¿Y todo eso por un polvo conmigo?
—Uno solo no. Siempre que quiera, tú estarás dispuesta a darle tu cuerpo. A entregarte a él.
—¿Seré su esclava sexual?
—No exactamente. También te follaré yo, por lo que serás libre. Y cuando el muera... digo guiñándola un ojo.
Milagros no sabía que pensar. Estábamos en el siglo XXI, la esclavitud ya no existía, al menos en el mundo civilizado. Pero por otro lado, la propuesta de llevarse todo su dinero cuando muriera...
Si le follaba bien, bien duro y bien fuerte, no creía que aguantase mucho.
—¿Y si me niego? Le dijo, pero no muy convencida.
—El señor Ruiz mandará estos videos a tu madre. Es muy beata y no soportará ver cómo follas sin estar casada.
—Dadme cinco minutos para pensarlo.
—Está bien.
Milagros estaba sola, no tenía nadie aparte de su madre, pero no se hablaba con ella desde hacía mucho tiempo. No es que le faltara dinero para pagar el piso, pero tampoco le sobraba. El hecho de follar con el señor Ruiz le asqueaba, pero aunque Roberto fuera un cerdo, no le importaba porque luego se lo follaría a él.
—Está bien, acepto. ¿Cuándo empezamos? Milagros ya estaba dispuesta a todo.
Roberto llevó a Milagros a la trastienda y cerró la puerta para que la luz no se viera desde fuera.
El señor Ruiz se bajó los pantalones y dejó su ...
... miembro al aire.
—Empezaremos por una mamada si no te importa.
—Claro que no.
—Quiero que te quites la blusa y el sujetador, por favor.
Milagros obedeció, dejando sus pechos al aire. La polla del señor Ruiz reaccionó enseguida y casi se empalmó a la primera.
Comenzó con la mamada, despacio. No tiene mucha práctica en esto, pero enseguida oye los gemidos del señor Ruiz por lo que sabe que lo está haciendo bien.
—Para, para, le dice al cabo de un rato. Quiero correrme dentro de ti.
Milagros se levanta y se desnuda del todo.
—Tenga jefe, le dice Roberto. Pruebe un estriado.
El señor Ruiz se pone el condón. Tumba a Milagros sobre la mesa que tiene en la trastienda y la abre de piernas. Se pone a comerle el coño, lo hace bastante bien, casi tan bien como Roberto. Mientras se lo está comiendo, le dice que su mujer nunca le pidió que lo hiciera. Que se buscaba putas con las que follar y podérselo comer.
¿Y a mi que me importa que hiciera de joven? Fóllame ya, y cállate, pensaba Milagros.
En ese preciso momento se levantó y la penetró sin más.
Entraba y salía de ella como si nada. Milagros solo sentía algo por el condón estriado, pero el tío ni se molestaba en darla placer, solo disfrutaba él. Cuanto más aceleraba, más jadeaba y más se cansaba. Milagros empezaba a pensar que iba a darle un infarto.
Ya cerca del orgasmo, Roberto tuvo que sujetarlo porque se iba a caer. La imagen era curiosa. El viejo empujando mientras Roberto le sujetaba y Milagros ...