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El colector del autobús
Fecha: 02/06/2020, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues
... haciéndome el loco, como eso de las 6:30pm. El chofer ve que no tengo asiento disponible y quita un bolso que estaba detrás del asiendo de él. Desocupa el puesto y me lo ofrece. Me extrañó eso. Acepté el puesto. Pero cuando ya habíamos arrancado me veía mucho por el espejo retrovisor y sonreía. El colector, Daniel, cobró el pasaje y llegó hasta la puerta del bus, me esquivó la mirada, estaba como lejano. El chofer se reía. Después de un rato, el chofer habla con Daniel y obvio se oye lo que hablan, no en todo el bus (porque la habladera de la gente no deja) pero sí se oye en la parte de adelante, donde estaba yo. —Mosca y te me pierdes en Narnia, Daniel, que no me quiero quedar sin colector. No se imaginan lo acelerado que estaba mi corazón. ¿Narnia? ¿NARNIA? —Y tienes que cantar primero el cumpleaños para poder comerte el pastel, no seas rata. —habló de nuevo el chofer. Con esto último que dijo, Daniel sonrió, y yo quedé petrificado sin poder pensar. — Deja tu maricura, chamo —fue lo único que dijo Daniel medio riéndose. ¡Qué vergüenza me dio! ¡Estaba hablando era de mí! Me sentí tan mal, tan estúpido, de seguro se estaban burlando juntos cuando me escribió y yo como imbécil respondiéndole. ¡Qué pena! Quería que la tierra me tragara y no me escupiera nunca. Ya casi no había pasajeros montados en el bus cuando llegamos a la parada de mi casa, al bajarme el chofer casi me susurró: — ¡Adioooosss! Me temblaban las manos de la rabia que tenía. ¡Hay que ver que yo sí era guebón! ...
... ¡Gafo! ¡Pajúo! Cuando llego a mi casa me dieron ganas de escribirle pero no, mejor no, lo dejé así. Como a las 10pm me llamó por teléfono. — ¿Qué pasó? ¿Qué quieres? —pregunté de una vez — Pero qué amargado vale. ¿Cómo estás? — Bien. — Discúlpame. — ¿Disculparte? — Sí, discúlpame. — ¿Por qué tendría que disculparte? — Por lo de hoy, Javier andaba con un chalequeo ahí, (chalequeo en Venezuela es “bromista” o sus derivados) se portó como un imbécil. — Si no me lo dices no me doy cuenta—dije. Rió. Estaba algo tomado, por lo que noté. — Si tanto quieres las disculpas, pues estás disculpado. —qué fácil era yo. — No, no, no, no, yo te quiero pedir disculpas en persona. — ¿En persona? Bueno será mañana si te veo. — No, mañana no: hoy. Yo quiero hoy. — Pero mira la hora que es. Son más de las diez. — Bueno no importa, yo te paso buscando por la parada. No hay casi gente en la calle. Anda. — No vale, no te vuelvas loco. — No seas así vale, anda, que si no, me voy a sentir mal. — ¿Estás bebiendo? — Estaba. Algo. — Se nota. — ¿Te molesta que lo haga? — ¿Qué? ¿Beber? No vale, ese es tu peo. ¿Por qué tendría que molestarme? — Solo pregunto pues. Pa saber. ¿Si te paso buscando entonces? — Ay bueno está bien. ¿Cómo a qué hora llegas aquí a la parada? — Como en 20 minutos. Yo te espero, pilas de que nadie te vea. — Dale si va. Nos vemos ahí. —colgué. Corrí a ponerme algo que me favoreciera, agarré mi cartera, y dije que iba donde mi amiga la vecina. Llegué a la parada y el bus iba llegando. ...