ISIDORO, MARTA, CAROL Y AURORA
Fecha: 03/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... preparemos nosotros.
-¿Tan fogosa es?
-Es fuego puro.
A los diez minutos, más o menos, sentí un continuo "tic, tic, tic..." muy en bajito. Abrí los ojos y vi que mi esposa, con los ojos cerrados, se estaba rascando el coño. Pensé que le picaba y lo rascaba, pero pasado un minuto, ya era mucho rascar. Vi como se llevaba una mano a las tetas y se acariciaba, primero una y después la otra. Se apretaba los pezones... Carol le aprendiera a correrse y por lo visto había más de una manera. Poco más tarde, mi esposa rascó más aprisa. Sentí un "¡Oh!" Se encogió, y en posición fetal, se sacudió haciendo temblar la cama. Acabó de correrse. Me di la vuelta, Me echó una mano por la cintura, acercó sus tetas a mi espalda y se echó a dormir. Yo estaba empalmado, y no era para menos, había visto a mi esposa tirando una paja hasta correrse. No quise violentarla y hice como que no oyera ni viera nada.
Dos días más tarde fuimos al Derby de Epsom, mi esposa, Carol y yo. Aquello parecía los carnavales. Las mal llamadas damas llevaban unos sombreros que rozaban el ridículo, más que mujeres parecían espantapájaros. Ellos, caballeros y gente de la nobleza, con sus smokings a rayas y sus sombreros de copa no eran más que unos estirados. Lo único que me gustó de aquel lugar fueron los deportivos y los Rolls Royces en los que llegaban, y los caballos. ¡Qué preciosidades de caballos!
Charly, un amigo mío, inglés, que trabajaba en el Manor, que fuera Jockey y se arruinara con las ...
... apuestas, me dijera que si algo tuviera lo apostaria todo a Troy. No me fié de él, Troy estaba 7 a 1. Llevaba conmigo 50 libras para apostar, pero le aposté 1 libra. La hostia es que Troy, ganó, y yo me quedé con un palmo de narices.
Después de la carrera, mi esposa, Carol y yo, fuimos a dar cuenta de la tortilla de patatas y de la botella de vino tinto que lleváramos para la ocasión. Comimos y bebimos. Era un día primaveral de la primera semana de junio. Al acabar de comer, Carol, que llevaba puesto un short, camiseta blanca que marcaba sus pezones, y unas zapatillas de deporte, sentada en la yerba, con un dedo, le rozó una pierna a mi esposa, que llevaba un vestido verde que le daba por encima de las rodillas. y le preguntó:
-¿Se lo dijiste?
Mi esposa, que era una morenaza con todo muy bien puesto, como buena gallega, aún sabiendo por lo que le preguntaba, le respondió con otra pregunta.
-¿Lo qué?
-Lo de hacer un trío.
Yo, que estaba al loro de todo, le dije a Carol.
-Cuando quieras. Marta y yo estamos dispuestos,
Carol no quería perder el tiempo.
-Mis padres tienen long day (día largo) y no llegan hasta la noche.
Recogimos. Subimos a mi viejo Fod Cortina. En unos minutos estábamos en casa. Ellas se fueron mientras aparcaba el coche. Cuando entré por la puerta vi a mi esposa y a Carol dándose un morreo. Parecía que se estaban comiendo vivas. Al llegar yo subieron las escaleras. ¡Qué par de culos! Mi pollla, que ya se empalmara al verlas morreándose, ...