1. Encuentros Familiares capítulo 1


    Fecha: 04/06/2020, Categorías: Incesto Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues

    ... mamá del pelo. Esmeralda chupaba toda la pija y hasta los diminutos huevos que estaban sin pelo y debajo de la tranca de su querubín. Me acosté, inesperadamente mi clítoris empezó a desear ser jugado, ser acariciado. No pude evitarlo, y sin darme cuenta de qué estaba sucediendo dentro de mí, me masturbé. Abrí tanto mis piernas que me dolió la pelvis. Mis dedos completos entraron en mi estrecho canal y sacaron mis jugos calientes y pegajosos. Los metí a mi boca y los chupé como si fueran mermelada. Lucrecia ahora mamaba la polla de su hermanito mientras, a su lado, su mamá daba violentos sentones a su esposo. Yo no miraba tanto a Esmeralda y a Marcos, sino a los dos hermanos que estaban comiéndose el uno al otro. Un niño de doce años contra una mujer de veinte. Era insólito, caliente y más allá de eso. A Lucrecia le gustaba lo que hacía, porque masturbaba y besaba a Alex en la boca con una pasión marital. Me estremecí. Era… era lindo. Ternísimo. Y la orgía siguió durante más tiempo. Casi veinte minutos de vídeo. Fue el señor Cortez quien eyaculó en la cara de Lucrecia, y el escaso semen de Alex salió para la lengua de su mamá. Ambas perritas, ambas mujeres, comieron los jugos que los dos tenían para darles. El vídeo se terminó justo cuando yo misma me corría violentamente y los espasmos se hicieron más intensos y lacerantes. Mi coño ...
    ... ardía. El orgasmo estaba a punto de sacarme el corazón. Había sido épico en más de un sentido, y me temblaban las piernas. Tuve que quedarme tumbada un rato para normalizar mis latidos. Luego, me vestí y apagué la pantalla. Dejé la cama como estaba y salí aterrada de ese sitio. Entonces, me topé con Lucrecia, que estaba entrando a la casa. De frente era una mujer alta, con un gran busto y una cintura de avispa. Su pelo lacio le caía hasta la mitad de la espalda y lo sostenía con una diadema rosada. Era muy, muy, muy hermosa y con una carita llena de ternura. —Hola —saludó—. Eres la niñera de Alex. —Sí… yo… perdón —me quedé sin habla. Esa misma chica había comido los penes de su papá y su hermano. —Ah, qué bueno. ¿Se ha portado bien? —Duerme. Se acercó a mí. Olía delicioso. A vainilla. —Uf, menos mal. Es un chico travieso. ¿Has comido algo? Puedes tomar del refri lo que quieras. —Gracias… —retrocedí, temerosa ante tanta lindura. —Bien. Iré a ducharme y saldré. Mis papás llegarán tarde. Disfruta la casa, sólo no entres a su cuarto o se pondrán locos. —Descuida —sonreí, nerviosamente—. No ando husmeando por allá. —Oh, genial. Bueno… un gusto —me tendió la mano. La misma que había apretado los huevos de su hermanito. —Gracias —respondí, con la misma mano con la que me había masturbado viéndola coger con todos. ¿Qué clase de familia es esta? 
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