GEMELAS
Fecha: 09/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: dulces.placeres, Fuente: SexoSinTabues
GEMELAS Lo que leerán a continuación sucedió hace siete años, apenas éramos unas adolescentes de quince años, tímidas, descubriendo el mundo. Todas las mujeres por ascendencia de mamá tienen como herencia grandes bustos, mis tías, mi abuela e incluso mi madre. Por el lado de papá, por el contrario, todas portan buena cola, mi otra abuela y mis otras tías, todas culonas. Y toda esa generosa mezcla de pechos y culos se consumó en nosotras, sacamos lo mejor de lado de mamá y lo mejor lado de papá. Notarán que hablo en plural, esto es debido a mí hermana gemela, Roxana, con la cual somos más que simples hermanas. Siempre fuimos muy unidas, espejo una de otra, no hacía falta que nos habláramos para entendernos, con un gesto, con una mirada era suficiente, hasta creo que psíquicamente siempre estuvimos conectadas. Como dije anteriormente, y siendo honesta, siempre fuimos muy bonitas, llamábamos la atención por nuestra presencia, y si una era bonita, más llamábamos la atención siendo dos exactamente iguales. A los quince estábamos demasiado desarrolladas para nuestra edad, medíamos más de un metro setenta, usábamos noventa y cinco o cien de corpiño y teníamos las piernas y los culos más deseables del colegio, además teníamos un bello rostro, cabellos enrulados y largos, color castaño y ojos verdes, que no son muy comunes por estos lados. Las gemelas Gonzalez eran conocidas y famosas, hasta habíamos tenido propuestas para modelar y hacer producciones fotográficas, cosa que no ...
... fueron permitidas por nuestros padres por ser menores de edad, nos sobraban los chicos y oportunidades. Todos veían en nosotras, dos mujeres, porque nuestro físico era de perras de veinte, no de adolescentes de quince, es más, nuestras mentes aun no estaban a la altura de nuestros cuerpos, creo que nos habíamos quedado en los doce, o en los trece, nuestro dormitorio estaba plagado de peluches y muñecas de nuestra infancia que negábamos dejar de lado y archivarlas en el cajón de los recuerdos. Los chicos nos gustaban, como no, pero nos podía la vergüenza y en algún punto nuestra belleza terminaba por volverse en contra y devorarnos a nosotras mismas… Papá trabaja en una empresa cementera, mamá es secretaria en una clínica, somos de clase media, vivimos en una casa mediana, esas típicas con un dormitorio matrimonial y un segundo cuarto para nosotras, Roxana está estudiando abogacía y yo quiero ser azafata, me encantaría vivir en el aire, pero bueno, volvamos atrás, nuestro dormitorio estaba tal cual como ahora, una cama a cada lado del cuarto, con amueblamientos para nuestras ropas y una ventana que da al exterior, en esa época las paredes lucían un rosa pálido que nosotras mismas nos habíamos encargado de decorar, era nuestro lugar de secretos y de largas charlas íntimas de hermanas que se prolongaban hasta altas horas de la madrugada, hasta que le sueño nos vencía… Así nos confesamos nuestro primer beso, nuestra primera vez, y hasta ese amor imposible que todos tenemos en alguna ...