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Con una madura en la biblioteca
Fecha: 09/06/2020, Categorías: Gays Autor: el mago, Fuente: CuentoRelatos
... punto de metérsela cuando le dije que no tenía condones, ella me dijo que no importaba, por un momento pensé decirle que hasta ahí la dejáramos porque a pesar de lo muy caliente que puedo ser, pienso que el sexo debe ser seguro. Pero bueno, fue tan solo un pensamiento fugaz y se la deje ir hasta el fondo. Los dos gemimos, yo pude sentir la calidez de su concha y a pesar de lo que yo pensaba ya que a su edad pensé que ya muchas vergas habrían probado su concha y estaría totalmente floja, nada que ver, aún me apretaba y con mucha fuerza. Podía sentir las contracciones de su interior en mi verga. Empecé a moverme con mucha lentitud. A cada milímetro que movía yo sentía sus contracciones y a la vez podía sentir como nuestras respiraciones y nuestros latidos iban en aumento, me recosté sobre ella y nuevamente la besé, mientras no dejaba de moverme y con mis manos sobaba su culo. Sus manos tampoco se estaban quietas y me sobaba todo el cuerpo. Empecé a moverme con más fuerza, la sacaba completamente y se la volvía a meter. La metía con más rapidez y ella me anunció su nuevo orgasmo, entonces yo me moví más rápido y apretaba sus pezones con mis manos. Pude ...
... sentir como mojaba más mi verga, ahogaba sus gemidos con mis besos, me quede quieto para no acabar yo también, porque yo quería más, mientras continuaba besándola para que no la escucharan. Cuando su orgasmo había acabado, la baje de la mesa y la puse en cuatro sobre el piso, me puse por atrás y otra vez la empecé a coger, esta vez con fuerza y rapidez, mientras mis manos tocaban sus tetas y apretaban sus pezones, y bajaba por su vientre hasta apretar con mis dedos su clítoris y nuevamente subía, hasta que yo entre gritos ahogados acabé llenándole todo su interior. Ella me pidió que siguiera un rato más porque su orgasmo estaba nuevamente cerca, entonces la seguí cogiendo, unos cinco minutos más hasta que ella nuevamente acabó apretando deliciosamente mi verga, la que ya no daba para más después de dos grandiosos orgasmos. Me separé de ella y me recosté un momento en el piso para recuperar fuerzas, mientras estaba ahí, ella se arregló su ropa, entonces le pregunté su nombre y me dijo que no importaba, que sólo había sido un encuentro casual. Yo también me arreglé mi ropa y salí. Por supuesto, jamás llegué a mi examen, pero no me importó, pasé un rato fenomenal.