Eduardo
Fecha: 10/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Mi primo Eduardo era muy sexy con 19 años, me atraía mucho. Yo tenía 18. Fue el verano en que fuimos con toda la familia a la playa. Yo llevaba puesta un top y unos shorts. Y lo pillé mirándome más de una vez. Esa noche todos llegamos cansados después del viaje y la playa se fueron a dormir. Quedamos sólo Eduardo y yo en el balcón, mirando al mar. Hablamos hasta las dos de la madrugada, ambos estábamos un poco tomados y la conversación se puso caliente. De repente, él dejó de hablar, se acercó a mí, me miró a los ojos, me tomó por la cintura y me dio un beso y se fue a dormir. Al día siguiente, como si nada me saludó y me propuso ir caminando a la playa. Yo acepté, caminábamos de la mano. Él no decía nada, ni yo. Al llegar a la playa, paró en seco. Levanté mi cabeza con cara de interrogación y en ese momento me volvió a besar más apasionadamente que la noche anterior. Nadie nos veía, así que él me tomó el trasero y me acercó a él.
Las caricias iban aumentando cada vez más, y empecé a sentir la presión de su pene. Estaba muy excitada y no quería parar, pero sabía que alguien nos podía ver. Así rompí el contacto y seguí caminando. Lo perdí de vista por casi media hora. Ya calmada, me puse boca abajo acostada en la playa para tomar el sol. Me solté la parte de arriba de mi bikini. Después llegó él, y al verme así me propuso untarme bloqueador. Sus manos recorrían mi espalda, estábamos solos en la playa así que empezó a pasar las manos por mis las nalgas debajo del bikini. De ...
... repente sentí su dedo en mi sexo acariciándome lenta y suavemente. Yo estaba excitada y mojada, él empezó a acariciar mi clítoris con suaves movimientos circulares. Sin p0ensar abrí mis piernas, él empezó meter sus dedos. Me movía al compás de sus dedos. Rápidamente tuve un orgasmo, sentía la electricidad que recorría mi cuerpo, unos segundos después me hallaba tirada en la arena sin energías. Él se recostó a mi lado, y me acariciaba la cara, diciéndome que bella era y que hace rato que él quería hacerme eso.
Sentí que ya era el momento de darle a él el mismo placer que él me estaba dando a mí. Por lo tanto le dije que se recostara porque era mi turno ayudarle, aun que de manera que no se viera lo que hacia por si venia gente. Así lo hizo y empecé a jugar con su pene, cuando lo tuve en plena erección lo metí en mi boca y empecé a chupárselo. Sentía cómo su respiración aumentaba y de vez en cuando uno gemido escapaba de su garganta. De repente, sentí cómo su pene se puso rígido y empecé a sentir su leche mi garganta, yo seguí moviendo mi boca dándole aún más placer. Cuando terminó, me puse a limpiarlo y lo dejé absolutamente brillante. Él estaba rendido, se quedó recostado sobre la arena con los ojos cerrados. Me agradeció con un beso. Yo me acosté a su lado. Estuvimos así durante un largo rato. Era la hora del almuerzo, así que nos pusimos en marcha a la casa. regresamos abrazados. No paramos de mirarnos durante el almuerzo.
Al terminar la familia fue a la playa a tomar ...