Eduardo
Fecha: 10/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... el sol. Eduardo y yo nos quedamos en la casa con el pretexto de lavar los platos y arreglar la cocina. Lo hicimos lo más rápido posible, pero también nos besamos. Cuando terminé, él me tomo por detrás, empezó a acariciarme. Empecé a mojarme, y a sentir electricidad por mi cuerpo, empecé a gemir. Me di la vuelta y le di un beso apasionado. Después empecé a besar su cuello, su pecho hasta llegar a su sexo. Él ya estaba en erección así que le di unos cuantos lengüetazos, pero sentí cómo él me tomó por las manos para darme otro beso.
Me llevó a una habitación y cerró la puerta, me puso sobre la cama y empezó a besarme las piernas y al llegar a mi sexo paró, y me besó en la boca. Fue bajando hasta llegar a mi ombligo. Estaba ya mojada y quería más. Así que empecé a quitarme la blusa que llevaba puesta y los shorts. Quedé en ropa interior. Él paró y me dijo lo bella que era. Después retomó su labor. Mientras yo le quitaba sus bermudas él me quitó el sostén y luego la tanga. Me preguntó si era la primera vez. Le dije que no. (Hacia casi ...
... un año que lo hiciera con Quique mi segundo novio).
Se iba a poner un condón y le dije que no, que deseaba sentirlo plenamente, y besándome empezó a penetrarme lenta. Paró cuando llegó a la mitad, se retiro y me penetró nuevamente ahora hasta el fondo. No pude evitar un gemido. Él iba aumentando el ritmo cada vez más. Los dos gemíamos. Después de unos minutos, sentí cómo un orgasmo empezaba a crecer dentro de mí. Las paredes de mi vagina empezaron a contraerse sobre su pene. Cuando terminé él empezó a gemir y a darme más fuerte, lentamente sentí cómo un segundo orgasmo aún más fuerte que el primero. Para él era lo mismo, me daba más fuerte. Ambos terminamos completamente cansados pero felices. Nos quedamos ahí, acostados como una hora, sintiendo el roce de nuestros cuerpos y el ritmo de nuestra respiración. Más tarde bajamos a la playa. Todos se preguntaban que nos había pasado, a lo que respondimos que me dio un fuerte dolor de cabeza y que preferí quedarme en la casa y que Eduardo muy amable se quedo cuidándome. Nadie sospecho.