1. Amalia & Cia


    Fecha: 12/06/2020, Categorías: Confesiones Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    ... pantalón.
    
    —Te está haciendo falta relajarte un poco, está claro. Ven y disimula
    
    Tras salir del despacho va delante de mí —el hipnotizador suave vaivén de su culo grande, duro, redondeado, queda de manifiesto con el vestido suelto que lleva, que deja todo a la imaginación del que la mira. Ella fue la primera mujer que me dio el culo habitualmente, como algo natural, sin dudas ni quejas de ningún tipo— me dirige hacia el almacén de suministros de oficina, no nos cruzamos con nadie, sigue andando hasta el fondo en donde, tras un recodo, hay un pequeño despachito que pasa totalmente desapercibido y realmente no se utiliza nunca. Abre la puerta, tiene llave, entramos y vuelve a cerrar.
    
    —¿No conoces este refugio que tenemos las secretarias? Sé discreto, por favor, no digas nada
    
    Me besa en los labios con suavidad, no me deja devolverle el beso —nunca ha sido una mujer besucona y mucho menos de besos guarros a tornillo o parecidos— y rápidamente se acuclilla para desabrochar el cinturón y el botón de la cintura de los pantalones, para bajármelos junto con los calzoncillos hasta los tobillos.
    
    —Qué polla más buena, sí la recuerdo, sí
    
    Tras acariciar media docena de veces mi paquete, apretando un poco, coge la crecida polla con la mano derecha y comienza un suave movimiento adelante y atrás para bajar y subir la piel de la tranca, descapullándome desde el primer momento y lamiendo a cada poco la punta del glande con su ensalivada lengua.
    
    Siempre ha sido ...
    ... unacomepollas fabulosa, no sólo por su habilidad y pericia, sino por las ganas con que lo hace, por la alegría e interés que demuestra en la búsqueda de placer para el hombre al que se la está mamando. En su día, a mí me dio gusto con la boca en multitud de lugares distintos, desde el coche en un aparcamiento hasta los aseos de discotecas y bares de copas, en los probadores de grandes almacenes, en el portal de su casa, al aire libre a la vista de variosvoyeurs,en un tren de cercanías, desnudos en la playa, en el balcón de mi antiguo piso, en un parque urbano a mediodía, en la cocina de su casa estando su madre y su hermana viendo la televisión en la sala…
    
    Nunca se ha cortado ni un pelo ni le ha dado vergüenza o temor que la descubran comiéndose una polla o follando, en ocasiones le gusta y lo pide, este matiz exhibicionista es, a veces, un punto importante de su excitación sexual, que, por otra parte, siempre he pensado que se centra más en dar placer que en recibirlo, en satisfacer a su hombre más que otra cosa.
    
    Lleva varios minutos comiéndome el capullo con lengua, labios, dientes, su boca entera, con mucha saliva, apretando, volviendo a lamer, de nuevo apretando un poco más, todo ello acompasado —ahora ya con un ritmo rápido— con el sube y baja de la piel de la polla que en ningún momento ha detenido, además de apretar mis huevos con distinta intensidad con la mano que le queda libre. No deja de mirarme a los ojos y se da cuenta que me falta muy poco para llegar al orgasmo, así ...
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