1. Cambios


    Fecha: 13/06/2020, Categorías: Incesto Autor: daldieb1818, Fuente: SexoSinTabues

    Me llamo Javier, les quiero contar lo que me paso hace unos meses, para resumir soy un hombre de 34 años, casado, tres hijos, típico padre de clase media, con más trabajo del que humanamente es posible, una esposa demandante he hijos típicos, creo, el mayor algo retraído, las dos niñas extremadamente demandantes y malcriadas (como su madre). La cosa es que quería regresar al gym, note que tenía más panza de lo que nunca había tenido, y que mi rendimiento en el sexo estaba decayendo, eso sumado a que tardo mucho (realmente mucho) para correrme estaba frustrando mi vida, así que saque un espacio para poder ir al gym, lo que, como consecuencia ocupaba todas mis noches. Todo comenzó un jueves, a las ocho de la noche, el gimnasio estaba algo vacío, por lo que estaba en la caminadora con mis auriculares puestos disfrutando de thunderstruck cundo noto en l caminadora contigua una figura corriendo, me gire a mirar a mi compañero, era un hombre de unos 40 años, robusto, algo musculoso, vestido con un licra negra y una camiseta sin mangas, amplia, azul, tenía el cabello corto, al estilo de corto, casi rapado a los lados y un poco largo arriba, con algo de barba como de unos pocos días, con un bigote fuerte, muy masculino, lo que más me impresiono fue su trasero, era como de burbuja, nunca me había fijado mucho en los hombres, o nada mas allá de lo típico, pero este capto mi atención muy rápidamente, era de piel blanca ligeramente bronceada. casi pierdo el equilibrio por estar ...
    ... mirándole, sabía que era nuevo, o no era inhabitual de este horario porque estaba malditamente seguro de que lo recordaría. No preste más atención, termine mi tiempo y me fui más temprano a casa de habitual, sabía que mis chicos no estarían, había ido a casa de uno de sus primos, por lo que podía aprovechar la ocasión y follarme a mi esposa para bajar una anormal erección que traía del gimnasio. Al día siguiente estaba de nuevo en el gimnasio, en la corredora cundo el mismo hombre de la noche anterior se colocó junto a mí, esta vez no tenía los auriculares puestos, así que le hable, me presente, me dijo que se llamaba Richards, en efecto tenía 44 años, y era el segundo día que venía a este gimnasio, que normalmente se ejercitaba en casa, pero como su hijo había terminado la universidad le estaba dando tiempo de relajarse, me dijo al tiempo que me guiñaba un ojo, tenía una sonrisa amplia a la par de una mandíbula fuerte y labios delgados. Era fácil hablar con él, era divertido y entretenido, y cuando me tocó el turno de hablar se veía interesado, digo, realmente interesado, así que fue fácil para mi abrirme, cosa que no es nada común en mí. Las cosas con Richards venían fácilmente, en los días siguientes entablamos una camaradería inmediata y fuerte, me conto de su vida, que era viudo desde hace más de once años, que se había dedicado en cuerpo y alma a su hijo, tenía una empresa propia por lo que tenía mucho tiempo libre, y que la asistencia al gimnasio seria pasajera, hasta que su ...
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