Alex, 18 años, casi Alexia de tan lindo (final)
Fecha: 15/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos
... desventurado Diego sentía que los golpes de esa matrona habían derrumbado su resistencia. Ya no podría aguantar una reiteración de ese suplicio, el dolor de las bofetadas y los puñetazos en el estómago. Ignoraba cuánto dolería la penetración de esas vergas, pero la incógnita era preferible a los impiadosos golpes que acababa de padecer.
Mientras tanto Alex ardía con su pene bien erecto sobresaliendo bajo el ruedo de la túnica. La violencia que se ejercía sobre Diego lo calentaba más de lo que había imaginado. Incluso estaba sintiendo algo nuevo, algo asombroso y era el deseo de cogerlo.
La angustia y la tremenda tensión habían agotado al pobre Diego, cuyas protestas se limitaban ahora a débiles quejidos y esporádicos sollozos. Lo tenían en el piso en cuatro patas. Ligia le rodeaba el cuello con su brazo derecho mientras Alex lo sujetaba de la misma forma por la cintura. De esa manera la boca y el culo de la víctima quedaban expuestos al apetito sexual de los vejetes, que tenían sus pijas ya listas, bien paradas y duras.
“Está bueno, está lindo…” pensaba Alex mientras, arrodillado, aprovechaba para refregarle el pene contra la cadera.
“Nunca me había calentado con un chico… y menos había sentido ganas de cogerlo”… se asombraba Alex en tanto los Amos resolvían quién sería el primero en violar a Diego.
Rápidamente decidieron que el doctor le usaría el culo y el ingeniero la boca, para después dejarlo a merced del escribano, que no dejaba de sobarse la ...
... verga.
El doctor se fue acercando despacio, con el pote de vaselina en la mano derecha. Se arrodilló tras la tentadora grupa de Diego, se untó la verga y luego la empuñó con su mano derecha para dirigirla hacia el objetivo bajo la mirada ardiente de Alex, que sentía, a la vez, el deseo de comerse esa pija y de enterrar la suya en el culo de Diego. La calentura lo tenía temblando y se le escapó un largo suspiro cuando la verga del vejete comenzó a entrar en el estrecho sendero arrancándole al chico un alarido de dolor que retumbó en la celda, estremecedor y excitante al mismo tiempo.
-¿Duele, nene? –se burló Ligia para después agregar: -Te va a terminar gustando, ya vas a ver.
La verga ya estaba enterrada por completo en el tierno culito y Diego sintió que el dolor inicial se había reducido bastante, aunque continuaba la muy desagradable sensación de tener algo adentro que lo humillaba en su condición masculina. Y pronto fue peor aún, porque el ingeniero estaba ante él y le ordenaba que abriera la boca mientras lo sujetaba por el cabello y le mantenía la cabeza derecha. El pobrecito se estremeció al ver esa pija erecta que apuntaba hacia su rostro.
-No, no, por favor no… -atinó a rogar pero inmediatamente sintió una fuerte bofetada que le llenó los ojos de lágrimas.
¡Abrí la boca, carajo! –volvió a ordenarle el ingeniero mientras le frotaba la verga por la cara y el ariete del doctor seguía yendo y viniendo dentro de su culo. Supo que no tenía otra opción y entonces ...