1. Desde chiquito


    Fecha: 16/06/2020, Categorías: Gays Autor: juanitocaminador, Fuente: SexoSinTabues

    ... Sentí la punta del glande de Juan en mi esfinter, sentí el primer empujón, con los nervios yo estaba re-cerrado, así que me dolió bastante, el dolor me daba más sensibilidad así que sentía cómo el enorme cono del glande de Juan me iba abriendo, cómo mi esfinter iba cediendo a esa punta que conificaba mi entrada entre dolores y ardor. No me alcanzaba. -Pará, sacala. Juan obedeció. Me di vuelta y le puse las piernas sobre los hombros. -Dale! Miré su pija, miré su glande enorme y oscuro, su tronco recto y grueso. Miré su cara de preocupación. Me apoyó el glande y me lo clavó. Ahora fue más fácil, dio su pimer empujón y unos 5 cm de su palo entraron en mi, lo suficiente para que ya su glande estuviera bien dentro de mi dilatado recto de puto. Juan se detuvo para dejar que se relaje mi esfínter. Me incliné hacia adelante, tomé su palo con mi mano, que no alcanzaba para rodearlo, y me lo empujé para dentro como si en lugar de pija fuera un enorme consolador, mi tio cedió y unos 15 cm de verga gruesa, venosa y caliente llenaro mi culo. Llevé mi mano a mi esfinter, ya no existía. De debajo de mis bolas nacía un tronco grueso que me llevaba al cuerpo de Juan, no me estaba penetrando, éramos una sola carne como dice el Génesis, mi cuerpo y el de Juan uno solo, por ese tronco que tenía sus raices dentro de mi cuerpo y se ramificaba en el suyo, en bolas, piernas, cabeza, corazón, por ese tronco por el que en poco rato iba a circular la savia de la vida, llamada por mis ramas secas y ...
    ... sedientas, ese elixir que me iba a inundar y que iba a sellar esa unión increíble que teníamos. Esto era demoníaco y malo? No, imposible. Lloraba, moqueaba. Sin sacarme la pija me di vuelta y de a poco fuimos maniobrando para quedar boca abajo en la cama, con Juan cubriendo todo mi cuerpo con el suyo. Dejó de bombearme, me abrazó, me rodeó completamente, la tibieza de su cuerpo llegaba a mis piernas, florecía en mi culito entibiando también mi panza y mi pija muerta, subía por mi espalda y por mis costados. Sus brazos en mi pecho me calentaban el corazón, sus mejillas las mías. Juan, por ese raro sortilegio de la cópula, me devolvía al útero, a un útero de macho dentro del cual nada podía lastimarme. De a poco me fui calmando, dejé de moquear. Me perdoné, perdoné mi putez, perdoné el deseo irrefrenable que nacía de mi culito, perdoné a mi viejo, a mis tíos, me acepté y los acepté. Levanté mi cabeza y mis ojos se cruzaron con la amorosa mirada de Juan. Con los ojos aún mojados y medio comiéndome los mocos, le sonreí. -Querés acabar? -Querés que te acabe? -No, sacámela. Cerré los ojos y fui saliendo del útero mientras centímetro a centímetro sentía cómo la enorme pija de Juan iba saliendo de mi culito. Cuando su glande estuvo fuera y ya su cuerpo no me cubría, sentí un poco de miedo, me sentí solo, volví a ser un puto frente al mundo. Pero ya mi mente había recuperado la cordura y volví a pensar que yo era una persona con suerte, un puto con suerte. Que los hombres de mi familia ...
«12...456...12»