Desde el principio, inolvidable
Fecha: 03/10/2017,
Categorías:
Anal
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... había dolor, mi cuerpo se invadió de placer , perdí toda la compostura y empecé a cabalgar desaforadamente, moviéndome y frotándome frenéticamente sobre su pene, estaba clavada a una estaca de donde no podía salir, de donde nunca más podría salir.
Me movía y me movía, hasta que sentí el primer golpe en mis nalgas y luego otra más, fue como una violenta descarga eléctrica, me estaba dando de nalgadas, pero lejos de molestarme, le grité de forma inconsciente:
-Dame más, más fuerte, sigue, no pares –
Mi clítoris se había trasladado a mis nalgas, ante cada palmazo miles de estrellas desfilaban ante mis ojos llenándome de un sinfín de nuevas sensaciones.
Cada nalgada que recibía era una dosis de pura adrenalina.
Acabé en múltiples y sucesivas ocasiones de forma tan brutal que recién a estas alturas de la vida me percaté de que era una mujer multiorgasmica, después de un matrimonio fracasado y de unos cuantos amantes esporádicos, descubrí el verdadero significado de la palabra “culear” con todas sus letras.
Me baje y me recosté a su lado jadeante con el corazón palpitante y latiendo a mil, agitada aún por las emociones y por los nuevos descubrimientos que jamás en la vida imaginé que iba a sentir, me dolía la vagina e incluso tenía unas pequeñas manchas de sangre.
-¿Estás bien?- me pregunta – porque esto no ha terminado-.
La verdad es que ya no tenía fuerzas, estaba agotada, era mucho más de lo que había esperado tener en una noche de sexo casual, pero ...
... antes muerta que sencilla le dije:
-Estoy fantásticamente bien, mejor que nunca-
En ese momento me abraza y empieza a acariciar mis pechos, muerde y lame mis pezones, mete sus dedos en mi vagina rebosante de fluidos y los empapa, baja con ellos hasta llegar a mi ano, inconscientemente lo aprieto y lo cierro, nunca había tenido ni consentido el sexo anal aunque más de alguno lo había intentado, sencillamente no me gustaba.
-Andrés, no por favor, de verdad no me agrada- no quiero-
-Relájate y déjate llevar, verás cómo te gusta-
-Duele y mucho, además no siento placer por ahí – le digo gimiendo
-Duele si no lo haces bien y lo el placer es subjetivo, déjame a mí, te voy a guiar-
- Si te duele mucho o no te gusta, lo dejamos hasta aquí, pero al menos inténtalo-
-¡Compláceme!, ¿quieres?- mi mira con esa maldita sonrisa en su boca que doblega totalmente mi voluntad.
Después de pensar por unos momentos, le digo:
-¡Está bien!– resignada a la situación, - ¡intentémoslo!, ya sabes que no me gusta y si digo que te detengas, lo haces de inmediato y no sigues insistiendo más con el asunto, ese es el trato-
-Vale guapa, lo que tú digas-
Me coloca en cuatro, sentía mucha vergüenza que todo mi trasero estuviera levantado ante sus ojos, empieza a mojar y masajear mi ano de forma suave y circular, una y otra vez.
-Relájate, relájalo y suéltalo, déjalo libre- siéntelo - me susurraba una y otra vez.
Lo hago y empieza suavemente a introducir su dedo mojado por ...