Mariel, mi madrastra puta
Fecha: 25/06/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Carlos Zeta, Fuente: CuentoRelatos
... concha. β Yo sabía que eras una puta regalada. β agregué. Luego, como veía que, si la quería hacer acabar con el oral, iba a tardar una eternidad, la penetré de nuevo.
El sofá se arrastraba y hacía ruido a cada movimiento nuestro. Pero yo conocía al viejo, una vez que cerraba los ojos, no había quien lo despierte.
La zorra de Mariel no era la gran cosa en el sexo. Sólo se limitaba a abrir las piernas. Pero al menos ahora no se resistía. Además, lo buena que estaba compensaba su frigidez.
β Voy a acabar en tus tetas, puta. β le dije. Mientras me pajeaba, ella se tapaba la cara para que no le salpique semen. Pero yo apunté a las gomas, y se las llené de leche, y también le ensucié el vestido.
Una vez que acabé, se puso a llorar. No había cosa que me molestara más que una puta arrepentida.
β Andá a bañarte y lavá bien ese vestido, que no quiero que mi pobre viejo se entere que sos una puta. Al menos no por ahora. β le dije, y la dejé llorando.
6
Al otro día no la vi por casa, ni cuando me levanté, ni cuando volví de la facultad. Me ilusioné pensando que por fin me había deshecho de ella. Pero ¿cómo había sucedido la ruptura? ¿Ella le confesaría que era una puta? ¿Le contaría a papá que por la noche me provocó y que tuvimos sexo? Si hizo eso, mi viejo estaría destruido. A mí tendría que perdonarme, porque él sabe bien cómo somos los hombres, no le podemos decir que no a una concha caliente. Pero aun así lo atacaría la depresión de nuevo y quien sabe qué ...
... haría.
Pero a la noche volvieron juntos. Él estaba de lo más contento de que la zorra lo haya visitado a su trabajo. Seguramente fue la envidia de todos sus compañeros. Pero Mariel, aunque fingía normalidad, estaba perturbada.
Pero lo importante es que la zorra no abrió la boca.
Cuando cenamos, me miraba todo el tiempo, como a la expectativa de lo que yo iba a hacer.
β Te queremos contar algo. β dijo el viejo, todo sonriente. β estamos pensando en casarnos.
Yo no sabía si reírme o llorar ¿casarse con esa puta? El mundo se había vuelto loco.
β ¿En serio? Los felicito. β dije, inventando mi mejor sonrisa.
Festejamos destapando una botella de champagne. Mariel me rehuía la mirada todo el tiempo.
Cuando el viejo se fue a atender un llamado de trabajo, me acerqué a ella. La zorra retrocedió, hasta quedar atrapada entre la pared y mi cuerpo.
β Vos no te vas a casar con mi papá. β le dije.
β Yo lo amo a él, y vos ayer abusaste de mí.
β Abusé de vosβ¦β dije, con ironía. Le agarré una de sus tetas, y la estrujé. β ¿Y ahora estoy abusando de vos? β le pregunté.
β Basta. β dijo, agachando la mirada.
Yo disfruté de sus tetas un buen rato, hasta que escuché los pasos del viejo que volvía a la cocina.
β ¿Qué pasa mi amor? β le preguntó a Mariel, ya que la imbécil estaba llorando.
β Está emocionada por el casamiento. β intervine yo. Y ella asintió con la cabeza.
7
Siguió esquivándome, pero era imposible que no nos veamos en algún momento del día. ...