1. El ritual


    Fecha: 26/06/2020, Categorías: Gays Autor: carihuevina, Fuente: CuentoRelatos

    ¿Cómo me había dejado llevar hasta llegar a esta situación?
    
    No paraba de pensar en lo mismo una y otra vez.
    
    La chica era guapa, sí, pero no más que el resto que había aquella noche en la fiesta.
    
    Sin embargo, me fijé en ella. Tenía un halo de misterio mezclado con algo de inocencia.
    
    Lo que sin duda desprendía era mucha confianza en sí misma, tanta como para persuadir e hipnotizar a cualquiera que se le antojase.
    
    Y en este caso el que sucumbió, sin esperarlo, fui yo.
    
    Todavía no lo entiendo. ¿Cómo pude dejar que todo llegase a este extremo?
    
    El caso es que de una forma u otra al fin y al cabo me hallaba donde me hallaba, indefenso y perturbado.
    
    Y enfrente estaba ella. Impertérrita. Su mirada impasible no dejaba entrever nada.
    
    No había expresión alguna que diese, por remota que fuese, una pista de lo que estaba sucediendo.
    
    Pasé la mirada por cada uno de los rostros que conformaban el círculo que nos encerraba a los dos.
    
    Todos eran rostros femeninos, y todos iban ataviados con antifaces que apenas dejaban ver los intrigantes ojos que se escondían detrás.
    
    No sonreían. Ellas también permanecían inmóviles, inexpresivas.
    
    Me sentía totalmente indefenso.
    
    Más de una vez sentí como mi ego y mi condición de hombre se tambaleaba.
    
    Es cierto que en más de una ocasión me gustó sentirme totalmente dominado por una mujer; incluso podría afirmar que a día de hoy me gustaría volver a hacerlo, pero aquello rozaba la humillación y yo no me caracterizo ...
    ... por tener un ego pequeño, como cualquier hombre, supongo.
    
    No voy a decir que ella me mintiese cuando hablamos de irnos juntos.
    
    Sí es cierto que mencionó que habría unas amigas con ella.
    
    Como buen caballero sonreí para dentro, no quería dar a entender que ella sola no me bastase.
    
    Pero unas amigas…imaginé dos, tres, a lo sumo cuatro; quince sin contarla a ella supera con creces mis expectativas y sobre todo mis, como decirlo de forma fina, mis energías.
    
    Lo que peor llevo sin duda, no es el silencio desconcertante dentro de esa pequeña habitación, si no que todos esos pares de ojos me estén mirando impasibles mientras yo estoy quieto, de pie y completamente desnudo.
    
    Ni siquiera me permitieron dejar nada en los pies para evitar el contacto del frío suelo con ellos.
    
    ¿Será capaz? ¿Lo seré yo?
    
    Escoger a una “víctima” no resultó ser tan difícil.
    
    Convencerla tampoco. Sólo hubo que adornar u omitir algunos pequeños detalles.
    
    Llevarlo al lugar donde se hacían las reuniones. Desnudarlo por completo, pero no sin antes vendarle los ojos.
    
    Seguidamente desnudarme yo. Quitarle la venda. Decirle que todo va a salir bien, que no se preocupe, pero que para poder salir de allí antes tiene que cumplir.
    
    Su cara al darse cuenta de lo que estaba sucediendo, o al imaginárselo que podía suceder, fue una mezcla de sorpresa, miedo y sobre todo vergüenza.
    
    Ahora que él estaba dentro del juego no podía permitirme despistarme de mi cometido.
    
    ¿Cómo iba a lograrlo? ¿De ...
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