Mi primo y yo en los baños.
Fecha: 04/07/2020,
Categorías:
Incesto
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... contaba como había tenido que correr de la policía tras una pelea en un show de música. Recuerdo la risa, suponiendo que había confianza. Le caía bien, y el seguro fantaseaba con la idea de meterme la verga en la boca. Fue en eso cuando entro a mi cuarto Magali, una chica que hacía de Mosa en mi casa durante un tiempo en ese entonces. Ella era joven. Yo creo que tendría unos 18 o 19 años cuando trabajaba en lo domestico. No era una chica muy bonita de cara, era morena y de pelo negro y de baja estatura. Algo de pancita, sin tener un cuerpo formado, pero dentro de su rango de peso. Pero si había algo que caracterizaba a Magali, eran sus enormes tetas. El trabajador (llamemoslo Pablo, no recuerdo su nombre la verdad), abría los ojos como platos al verla. Ella, algo tímida, solamente dejo lo que venía a guardad y se retiro de mi cuarto. Pablo inmediatamente me pregunto que quien era, que si me cuidaba, a lo que yo le conteste que sí. Teniendo 10 años, la verdad no entendía todavía muchas cosas, como por qué a el le había impresionado tanto Magali. Le pregunte que le gustaba de ella, y el no me quiso contestar. Al cuestionarlo otra vez no dijo ninguna palabra. Solamente puso sus dos manos enfrente sus manos de su pecho, como si cargara dos balones de futbol invisibles. Obviamente supe que se refería a sus tetas. “Si están grandes. A mí también me gustan la verdad” le dije. Un poco apenado, el siguió haciendo su trabajo. En eso le puse indirectas, como por ejemplo, sobre chicas ...
... del porno que yo había visto, comentándole que yo tenía una que otra tía que también la tenia enormes. No recuerdo muy bien como evoluciono la situación finalmente. Solo sé que el siguiente recuerdo es yo bajándome los pantalones, dándome la vuelta para darle el culo. El cauteloso miraba a la puerta aun abierta, mientras que con una mano me tocaba ambas nalgas, alternando su mirada entre la entrada a mi baño y mi culo. “Que rico lo tienes” me comento él, dejando a un lado la brocha, limpiándose un poco la otra mano en su ropa de trabajo, antes de empezar a tocarme el culo con esa mano también. Me lo masajeo un rato, yo la verdad pensando en que metería un dedo, pero no se atrevió. Cuando me subí los pantalones, le pregunte que si yo podía pedirle algo a cambio, a lo que él pregunto que era. “Te puedo tocar tu polla?” le pregunte. El puso una cara de asombro y de risa al mismo tiempo. Sera que era tan gracioso que un chiquillo de 10 años estuviera preguntándole eso? O más bien era el asombro de que había tenido mejor suerte de lo que esperaba. Rápidamente se bajo el pantalón para revelar su polla, la verdad peluda y no de muy bien olor. Se la comencé a masturbar en lo que el nerviosamente observaba la puerta. Cuando la tenía bastante dura intente llevármela a la boca, pero en eso el me paro. “Creo que ya fue suficiente” dijo él. “Mejor regresa a tu cuarto a jugar antes de que nos descubran”. Intenté dialogar con él pero no me lo permitió. Creo que el miedo a ser descubierto con ...