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El hambre con las ganas de comer
Fecha: 04/07/2020, Categorías: Confesiones Autor: Dita Delapluma, Fuente: CuentoRelatos
... intentó torpemente acariciar sus labios… -¡Espera…! ¿Qué has hecho? – Charito no parecía disgustada, sino divertida, pero quería saber qué era eso. -Te iba a… - estuvo a punto de decir “a meter la lengua en la boca”, pero un instinto le dijo que eso no era lo más adecuado para una situación así - … a dar un beso francés. -¿Pero de verdad se dan besos… con la lengua? Yo pensaba que eso, sólo era cosa de pelis guarras… - Bruno abrió mucho los ojos. -¿Tú has visto pelis guarras? – sonrió con curiosidad, porque él nunca lo había hecho. Había leído mucho, eso sí, había visto algunas fotos de chicas desnudas… pero cine nunca. Sólo con el texto y las fotos ya sus ganas se desbocaban bastante, temía que con el estímulo visual, no fuese capaz de soportarlo y cayera, por eso, nunca las había visto. -No… no enteras. – se excusó ella, rojísima, incapaz de mirarle a los ojos, por más que Bruno agachase la cabeza para conseguirlo – sólo una secuencia, una vez… no podía dormir, puse la tele, y en un canal… me entró curiosidad y vi como cinco minutos, pero luego lo quité, y nunca más he vuelto a verlo… casi era desagradable. Pero sí usaban mucho la lengua en los besos, muchísimo. Directamente, se acariciaban las lenguas, sin besarse, por… por fuera de la boca. Eso, no lo había hecho nunca. Bruno, en su adolescencia, se había besado con un par de chicas o tres… había sido bastante extraño, porque era él el que les frenaba las manos a ellas, pero aún así, sabía más o menos ...
... besar, y sin embargo eso de acariciarse las lenguas, le pillaba de nuevas. -¿Cómo lo hacían? -…Saca la lengua. – Charito parecía una niña traviesa, alguien que ha dicho “bah, al diablo con todo”, y que empezaba a pasarlo bien. Bruno obedeció y sacó la lengua como quien se la enseña al médico. La joven sonrió y se acercó a él. No era como en la película, pero, quizá saliera bien… con cuidado y cerrando los ojos, acercó su lengua a la de Bruno y la acarició, lamiéndola muy suavemente. Un poderoso escalofrío recorrió la espina dorsal del Rubio y tembló de pies a cabeza, ¡Dios, qué agradable era…! Hacía más de quince años que nadie le besaba, y su lengua tomó el control, empezando a aletear y devolviendo las caricias. Charito musitó un gemido de sorpresa y placer, y se dejó llevar. Bruno se dio cuenta que la estaba apretando de los brazos con tal fuerza que tenía que estar haciéndole daño, pero la joven tenía los ojos entornados, y ahora no era de vergüenza ya, y no se le ocurría protestar. Sus lenguas se entrelazaban, se acariciaban y daban golpecitos, y las pasadas eran más intensas, más largas cada vez, hasta que Bruno se encontró tocando de nuevo los labios de ella, y la apretó contra él, metiéndole la lengua en la boca, casi con desesperación, y Charito lo abrazó por la cintura y le apretó contra ella, dejándose explorar la boca, gimiendo dulcemente cada vez que la lengua del Rubio le acariciaba las mejillas, hacía cosquillas en el paladar o frotaba su propia ...