1. Echarse un fría (pero no cerveza)


    Fecha: 09/07/2020, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... había abierto. “mierda, hijueputa, va a robarle algo a Cindy, o a meter algo para intrigar a L”. pensé Se me arrugó la panza. Me iban a echar la culpa sin duda alguna, y si me defendía, iba a tener qué decir qué estaba haciendo en el baño. “Comiéndome los calzones de Miss Cindy, ¿si ve? Soy inocente”. Qué ridículo. Pero, antes de entrar a debatir conmigo mismo qué cargo prefería, el de conspirador o el de pervertido; seguí viendo qué hacía la intrusa. No abrió la maleta, sino que puso en ella, en la mallita de afuera, la de llevar la botella, una cajita. Contuve la respiración. La intrusa se dió vuelta y metí la cabeza como un rayo. Casi muero del susto, juré que me había visto y oí sus pasos hacia el baño. Pero nunca entró. Más bien se fué. Vaya susto. ¿En qué menudo problema me había metido? Yo había sido el último en ver esa maleta con el mismo L.y Cindy de testigos. Lo que sea que haya puesto en ella Carol, iban a achacármelo… Salí del baño y eché un vistazo. Era un chocolate. Una golosina que, se veía muy fina, como traída de otro país. Tenía una tarjetica, y no bastó más que inclinar mi cabeza para leer perfectamente lo que decía: Felicidades mi gatita. Se me revolvieron las ideas. Al menos, ya que no había sido visto por Carol, podía inventar algo para salvar mi pellejo. Pero tenía que salir de allí cuanto antes. En marcha… “mierda” pensé. El tablado era un aliado, porque hasta la caída de un isopo sonaba estrepitosamente. Alguien venía otra vez, y por desgracia no ...
    ... tenía más opción que volver a esconderme al baño. A veloces hurtadillas me metí. Oí un celular, y la voz de Cindy contestándolo: - Espera, espera… noooo que me esperen que me volví un desastre y quiero cambiarme… nooo… noooo…! A mí me estresa estar toda embarrada. De malas, al que me pregunte, que me estoy bañando y que me espere… no, no seas boba, tú sabes que no… 0k. - silencio. Había colgado. Cerró la puerta de la habitación y empezó a gimotear a bajo volumen. Asomé media pupila. Ahí estaba, dándome la espalda – ¡mamasita!, ese culote ese bicicletero azul brillante… ummm – y untada de barro por un costado, casi completo. Gimoteaba por renegar, no era buena para sentir la tierra. Yo, estaba muerto. Ella iba a entrar al baño, y no había ninguna explicación satisfactoria para ella de por qué diablos yo seguía ahí. Para mí, era completamente satisfactoria: Estaba comiéndome sus calzones. Pero ya no tenía ninguna escapatoria. Solo, quizá, me quedaba, antes de que pasara un segundo más, hacer algún ruido y delatarme, para inventar alguna razón por la que todavía estuviera ahí, alguna historia convincente, y aceptar una culpa menor por dicha historia inventada que la vergonzosa verdad de restregarme sus calzones en la cara. Listo, salgo en tres… dos… uno… cero! No fui capaz. Volví a asomar media pupila: Cindy tenía el caramelo en la mano y lo observaba. Se había girado un poco y casi podía verme. - esto sí no me lo esperaba – susurró para sí misma. Se sentó en el borde de la cama y ...
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