1. S.T.S. Sex toy story (Partes 2 y 3)


    Fecha: 05/10/2017, Categorías: Hetero Autor: Osito Lindo, Fuente: CuentoRelatos

    Ya hacía un mes, que Ana usaba a ‘Rafita,’ por lo menos dos veces al día, una por la mañana, que era cuando tenía más ganas de usarlo, especialmente recién despierta y otra por la noche, para quedarse relajada antes de dormir.
    
    Ana quería aumentar su colección de juguetes eróticos, porque llevarse a Rafita en el bolso en un “alivio rápido” fuera de casa era muy difícil de realizar y de hacer por su tamaño. Ella necesitaba algo discreto y fácil de llevar consigo para esos casos.
    
    El sábado de aquella semana, fue el día elegido porque Ana no tenía que trabajar para volver aquel Sex-Shop, donde entrara para comprar su ya querido Rafita.
    
    Entró y Belén estaba atendiendo a una chica que le estaba guardando unas bolas chinas muy “cuquis” en una bolsa y la chica le pagó y se fue de la tienda con una sonrisa pícara mientras cerraba la puerta.
    
    Ana se acercó al mostrador y saludó a Belén y le preguntó si tenían un consolador que cupiese en el bolso y que fuese discreto. Belén fue a una estantería y regresó al cabo de unos segundos con una pequeña barra de labios rosa y negra. Belén la destapó y en la base había un pequeño botón negro y lo apretó y la barra labial empezó a vibrar ligeramente y Ana le dijo a Belén que era justo lo que quería y lo pagó y lo llevó en el bolso.
    
    Ana disfrutó del resto del fin de semana sin acordarse de su nueva barra labial para nada. El lunes, Ana se levantó para irse a trabajar, se duchó, se vistió, desayunó un café rápido y salió de su casa ...
    ... hacia el garaje y salió con su coche hacia la autopista hasta su trabajo.
    
    Unos minutos más tarde, Ana entraba en la autopista y unos kilómetros después, Ana se encontró de cara con un atasco monumental, causado por el masivo número de trabajadores que van siempre a la misma hora rumbo a sus puestos laborales. Ana como era una mujer muy tranquila para esas situaciones apagó el motor de su coche y como era la última en el atasco y había unos obreros que pusieran una valla, pensó que sería para largo.
    
    Como saliera de casa sin maquillar, Ana aprovechó, para maquillarse un poco, abrió su bolso y sacó su kit de maquillaje, el cual constaba de rímel, sombra de ojos, y barra labial. Primero se puso la sombra de ojos, después el rímel, y cuando fue a sacar la barra labial del bolso, sacó dos, y sonrió, porque sacó también, la barra labial que comprara hacia unos días en el Sex-Shop.
    
    La dejó en el salpicadero y se empezó a maquillar y en unos 5 minutos ya estaba maquillada. Recogió los utensilios de maquillaje y cerró el bolso y lo posó en el asiento del copiloto. Ana miró por un instante hacia el salpicadero y observó por unos segundos la barra labial vibratoria, y la cogió, la destapó, la encendió y la colocó sobre su cuello.
    
    La suave vibración que le producía aquella barra, le recordaba a lo que sentía cuando su masajista Manuela, cuan sus manos rozaban su piel y por eso decidió bautizarla como Manuela.
    
    Cómo Ana se estaba empezando a relajar y el atasco tardaría en ...
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