1. Rebeca


    Fecha: 05/10/2017, Categorías: Incesto Autor: punkgirl138, Fuente: CuentoRelatos

    Mi vida estaba marcada por la rutina. Iba de casa al trabajo, del trabajo a casa y apenas me quedaba tiempo para hacer deporte, para leer o para disfrutar del buen sexo. La verdad es que me moría por echar un polvo, pero, ¿qué chica iba a fijarse en mí, en aquella camarera ojerosa?, ¿de pronto aparecería en el bar una preciosidad dispuesta a acostarse conmigo? Pues sí, así ocurrió. Se llamaba Rebeca, pelo castaño, ojos claros y la cara más dulce que hayáis visto jamás. Cuando la miraba no podía dejar de pensar en cómo sería contemplar su rostro mientras me practicaba sexo oral.
    
    Solía frecuentar el lugar, pero no habíamos cruzado palabra más allá de lo estrictamente necesario. Aquel día, sin embargo, fue diferente. Rebeca espero hasta última hora y justo cuando me acerqué para avisarla de que cerraríamos en breve:
    
    -¿Haces algo ahora al terminar?
    
    -Depende de lo que me propongas –contesté mostrándome interesada una vez pude reaccionar, pero a la vez tratando de disimular lo ansiosa que me sentía.
    
    -Me encanta cuando os hacéis las interesantes –rio-. Iré al grano. Me he percatado de cómo me miras, y no hablo solo de hoy. Lo cierto es que tú también me resultas atractiva, así que mi propuesta es que me acompañes hasta mi casa, ofrecerte una copa y, digamos, pasarlo bien.
    
    -Dame veinte minutos –contesté atropelladamente.
    
    No podía creérmelo, estas cosas no solían ocurrirme, al menos no de forma tan aparentemente sencilla.
    
    Pasado el tiempo acordado, encontré a ...
    ... Rebeca sentada en un banco cercano. Comenzamos a caminar en dirección a su piso y al doblar la primera esquina me empujó contra la pared con cierta violencia.
    
    -Apenas tardaremos diez minutos en llegar, pero no creo que pueda contenerme sin un... anticipo –me susurro casi rozando mi oreja con sus labios.
    
    En cierta medida me sentía cohibida, lo cual contrastaba con la imposibilidad de contener lo mucho que me gustaba. Por supuesto ella se percató, así que comenzó atacando mi cuello, primero besándolo suavemente, luego llegando incluso a morderlo, logrando que me estremeciese mientras la ciudad mantenía su ritmo frenético ajena a nuestras muestras de pasión y lujuria.
    
    Justo cuando estaba a punto de dejar escapar un gemido, se detuvo, alejándose poco a poco de mí con una sonrisa pícara. No dijo nada, simplemente retomo la marcha invitándome a que la siguiera. Ese era su juego: hacerme desearla tanto que tuviera que luchar por contenerme.
    
    Una vez cruzamos el umbral Rebeca se desvistió hasta quedarse en ropa interior. La visión de aquellas nalgas prietas que tan solo podía intuir bajo el vestido me sugerían una infinidad de pensamientos lascivos.
    
    -Puedes ponerte cómoda –dijo mientras se mordía el labio inferior.
    
    -Puedes ayudarme a hacerlo –contesté señalando los botones de mi camisa.
    
    No tardó en acercarse mientras sus ojos azules devoraban los míos. Fue desvistiéndome poco a poco para finalmente aproximarse aún más, de forma que sus senos tocasen los míos, aun ...
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