Rocío, la sirvienta. Cuarta parte.
Fecha: 15/07/2020,
Categorías:
Sexo con Maduras
Primera Vez
Masturbación
Autor: Sensual1972, Fuente: xHamster
... izquierdo continuaba sujetando la tela. Poco a poco fue bajando su brazo, hasta dejar caer el sujetador, quedando al aire dos inmensos y espectaculares pechos, blancos como la nieve, que caían sobre su estómago, y con con dos grandes areolas rosadas, dos pezones ni muy grandes ni muy pequeños, y una especie de granitos alrededor de los pezones (posteriormente supe que muchas mujeres los tienen).Mi mano los comenzó a acariciar. Al roce de mis dedos, los pezones tomaron dureza, y automáticamente mi polla se puso más dura aún. Era como que conectara su excitación con la mía. A cada respiración de ella, yo estaba más y más caliente. Sus mano agarró mi polla, y subía y bajaba lentamente, al mismo ritmo que mis manos acariciaban sus pechos.- Vaya manos que tienes, Javier.- Suspiró sin abrir los ojos.Miré a doña Rocío, y mucho mejor que lo que había soñado el ver ese cuerpo de cintura hacia arriba desnudo.- Quiero saber lo que es un beso, Rocío. Nunca he besado a una chica.Doña Rocío y echándome yo más al borde, ella se medio sentó en la bancada junto a mí cuerpo, se echó hacia delante, y me dio un besito en los labios.- Así, no. Quiero saber lo que es un beso de verdad.- No entiendo a qué te refieres. Estos son los que yo he dado alguna vez a mi marido.Agarré su nuca con mi mano, y acariciándola con mis dedos, el instinto me hizo acercar su cara a la mía. Nunca había besado a una chica, ya que nunca había tenido novia, pero había visto como se besaban parejas en el instituto y en ...
... alguna fiesta de mi primer año de universidad, así que me dejé llevar. Cerré los ojos, y mis labios se juntaron con los suyos. Lentamente se entrelazaban, y los míos agarraban los suyos con suavidad. Mi lengua comenzó a acariciar sus labios, mientras mis dedos tocaban su nuca y la llevaban a un estado de placer que nunca había experimentado. Mi labios seguían recorriendo los suyos, y mi lengua los humedecía. Ella comenzó a hacer lo mismo que hacía yo, y su lengua tocó los míos. De pronto nuestras lenguas se juntaron tímidamente, para luego enlazarse en un juego dulce y maravilloso. Con los ojos cerrados experimenté ese sabor de su humedad, y me sorprendió que pareciera mi propia boca. Era algo tan natural, y por fin daba mi primer beso.Un pecho de Rocío apoyaba sobre mí, mientras el otro colgaba. Su mano derecha acariciaba también mi pelo húmedo. Mi brazo apoyaba sobre su pierna, y mi mano comenzó a levantar su larga falda, hasta tener su rodilla al aire, y poder acariciarla. No sé cuánto tiempo estuvimos besándonos. El tiempo se paró por un momento, y solo disfrutábamos de esa experiencia nueva para ambos. Con una mano acariciaba su nuca, mientras que la otra iba subiendo por su pierna dirección hacia su nalga. Subía y bajaba desde su rodilla hasta la goma de sus bragas.Rocío se incorporó, ya que la postura no debía ser cómoda para ella, ya que estaba malamente sentada al no entrar casi sus cuerpo para sentarse, y estar ligeramente apoyada. Una vez de pie, se agachó sobre mi ...