Saboreando el juguete de mi mujer
Fecha: 17/07/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... minutos. Desperté asustado en la mañana, al ver el consolador a vista de cualquiera que entrara al dormitorio. Rápidamente lo volví a su sitio y retomé la rutina de cada día. Como ser humano vulnerable a las debilidades, sucumbí en las noches siguientes y nuevamente me levantaba a la cómoda. Antes de acostarme, sigilosamente fui al dormitorio de mi mujer para asegurarme que dormía.
Ya tranquilo, al ver que dormía plácidamente, volví a mi dormitorio. Encendí la luz de la lampara y a media luz acomodé a mi amante circunstancial. No se si fue la impaciencia o la calentura que ahora lo deje prácticamente en mi ojetillo. Comencé mi ejercicio pajero y mientras más aceleraba mi fricción, más presión sentía sobre mi culito. Nuevamente vino a mi mente los quejidos y jadeos de mi señora cada vez que le introducía el falo de plástico. Mi nivel de excitación subió rápidamente y ya sentía llegar a la cúspide de la eyaculación. Curiosamente o maliciosamente, me contuve y me levanté a la cómoda a buscar el frasquito de crema con que mi señora lo embetunaba. En los seis o siete pasos que separaban la cama de la cómoda, me di cuenta que iba camino a otro nivel insospechado de mis desahogos. Destape el frasco y moje todo el prepucio del falo falso. Ya estaba asumido, a pesar de un arrepentimiento fugaz que paso por mi mente.
Levante levemente mi culo y lo deje apuntando directamente y lascivamente a la entrada virgen y pura de mi trasero. Mi falo que estaba en estado de reposo, ...
... mágicamente se erecto y vi cómo se lubricaba con su líquido seminal. Mi mano se deslizaba suavemente y el grado de excitación aumentaba vertiginosamente. Consciente o no consciente levanté más mi trasero y con la pierna doblada empecé a empujarlo. Sentí su volumen por segundos y ante un mal movimiento equivoco la dirección. Nuevamente, lo apunté y puse más cuidado en la dirección de mi pie izquierdo.
Ya no había vuelta ni cambio de decisión, sincronizadamente, me pajeaba y hacia presión con mi pie sobre el consolador. Sentí un poco de dolor y molestia cuando entro la punta, me contuve, respiré hondo y volví a ejercer presión. Sentí como pasaba mi primer esfínter. Estaba en tal estado que quería llegar al clímax botando un chorro de esperma, pero, esa sensación extraña y nueva me hizo retroceder en mi decisión y jugué sacándolo y metiéndolo suavemente. Ahora entendía cabalmente a mi mujer. Esos jadeos y convulsiones tenían su razón. El recuerdo de esos momentos liberó mi conciencia cuestionada y mi cuerpo y mente galoparon al encuentro de una nueva experiencia. Mis glúteos avanzaban y retrocedían del consolador. Suave y con mas fuerza, suave y con mas fuerza. El orgasmo ya venia en camino, lo percibía venir con más fuerza que nunca, si quedaba un dejo de culpa, cual torbellino lo hizo un lado y me libero de tal forma que mi pie sin ningún asco, empujo y me sentí empalado completamente. Sentí como el talón de mi pie rozaba mis nalgas en señal inequívoca que el consolador estaba casi ...