Espartano y Profesora... empieza el vicio
Fecha: 23/07/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: ESPARTANO, Fuente: CuentoRelatos
... parecía fierro y me decía:
—a mi marido nunca se le pone así de dura.
—esta es la pinga de un verdadero macho.
—Espartano que dura que está.
—para que pruebes lo dura que está quiero que te subas y cabalgues a tu Potro Negro, a tu semental.
—si —me dijo— quiero subirme.
Me acosté y subió, conforme sintió que la pinga entraba en su coño, empezó a gemir... empezó a moverse y luego, como si algo se hubiese apoderado de ella, empezó a moverse y moverse... de adelante hacia atrás y de lados, era una maquina cachando y yo feliz que le seguía el ritmo. Allí fue donde empecé a hacerla hablar...
—di que te cacho mejor que tu marido.
—-¡me cachas mejor que mi marido!
Y me di cuenta que cada vez que hablaba así, más se arrechaba... seguía metiéndole pinga y ella gozando... era el momento de alternar otra pose...
—ahora ponte como una perra en cuatro.
—¿así?
—si —le dije— está bien.
Pero cogí y le abrí las nalgas pomposas y le chupé su culo que estaba sudado, pero sabía riquísimo... mi profesora no dejaba de gritar y gemir, pero seguíamos gozando. ...
... Ahora era momento de meterle la pinga... que se resbalaba en ese coño chorreado... de verdad que parecía un perro negro cachándola. Me acomodé mejor, teniendo una pierna de rodilla y la otra en cuclillas como para poder palanquear y jalar con fuerza... sus palabras eran…
—sigue amor, continúa, no pares por favor.
—claro que voy seguir.
No paraba de bombear ese coño, se chorreaba varias veces ya que mi pinga sentía su leche caliente... hasta que me dijo:
—amor ya no doy más, por favor termina.
Pero yo aún no empezaba, recién estaba en el preámbulo... No me quedó otra cosa que empezar a darle pinga, pero refregando las bolas... y le gustó... me decía:
—continúa amor, continúa amor.
Después de varias movidas... muchas, sentía que mi leche bajaba, le dije:
—te la voy dar en las tetas.
—ya —me dijo— amor, déjamela donde sea.
Mi leche se venía y… y se la chorreé en las tetas, emití un quejido de placer... cansancio a la vez, pero feliz...
Solo nos miramos y dijimos:
—te amo…
—ahora si me voy que el cachudo ya debe estar llegando a casa.
Continuará.