Mario (I): Mi debut en sus brazos
Fecha: 01/08/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: ClauMar, Fuente: CuentoRelatos
Cuando la pubertad fue cambiando mi cuerpo, al comienzo me sentí extraña, los cambios no eran solo corporales, también se producían cambios en mis sentimientos y emociones. Empecé a sentir y a tener pensamientos y deseos sexuales, me atraían los hombres, sentía excitación sexual con más frecuencia y lo saciaba masturbándome, y también mi cuerpo fue cambiando, crecieron mis senos, mis caderas, mi cola, todo mi cuerpo fue cambiando.
Y junto a todos esos cambio siguieron otros, que te piropeen, que te sigan, que quieran levantarte, el miedo, los temores a lo desconocido, y tus compañeros del cole que se transformaron en noviecitos, y los besos, las caricias y los miedos… que duele la primera vez, que podes quedar embarazada, y con todas esas dudas transitamos con mi amiga Adriana.
Pero nunca voy a olvidar los peores piropos de mi vida, esos agresivos y soeces que te dicen cuando transitas esa etapa donde navegas entre la niña y la mujer. Yo volvía de la casa de mi abuela llevaba una pollerita de jean muy corta y una remera rosa de hombros descubiertos, yo tenía cara de nena y un cuerpo no acorde con esa carita, estaba abriendo la puerta de casa, cuando un taxi que pasaba paró y dijo:
“mamita, jugar al doctor es cosa de chicos, subí y jugamos al ginecólogo”
“Te juro, quisiera ser jubilado para hacer esa cola”
Era muy tímida para decirle algo, pero los ojos se me llenaron de lágrimas, y así fue pasando el tiempo, hasta que impensadamente llegó el momento de que me ...
... hiciesen mujer… Y todo comenzó así…
Siete u ocho meses después en el mes de enero, estábamos de vacaciones en Villa Gesell con Adriana mi casi hermana y Mario el padre, que se había divorciado hacía dos años de Alicia la mamá, pero así y todo era una gran familia… mi segunda familia. La madre de Adriana llamó porque la pasaría a buscar el viernes en lugar del domingo, lo cual haría que el final de mis vacaciones se adelantase, Mario no quiso viajar de noche y decidimos hacerlo el sábado por la mañana. Así que esa noche nos cambiamos y fuimos a cenar
Yo ya me había cambiado, pero decidí usar otra ropa, necesitaba algo más sexy en realidad quería exhibirme para él, ya que desde que tenía 12 años estaba “perdidamente enamorada de Mario”, me miré al espejo, en estos meses, había cambiado mucho, ya había dejado de tener cara de nena, ahora estaba desarrollada y estilizada, realmente empezaba a sentirme bien con mi cuerpo, había dejado atrás esa etapa de transición y me sentía perfecta, pero solo un vestido reunía esas condiciones ya que era muy sensual y no me hacía tan pendeja, no quería que Mario me viese como una hija, quería que me viese como mujer, quería que se olvidase de los 15 años que me llevaba.
Antes de salir le eché una última mirada al espejo, la imagen reflejada en él me gustaba, por nada del mundo parecía una nena, cabello negro ensortijado formando bucles, mis ojos maquillados, algo de rubor en mis mejillas, mis labios de color carmín con algo de brillo, ...