La lechería − Cap. 3
Fecha: 06/08/2020,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: ALTEZA, Fuente: CuentoRelatos
Mientras que la lechería funcionaba como reloj suizo, el Ama se dedicó a terminar la adecuación de la casa comprada para funcionar como el burdel, y así poner a producir dinero por montones a las zorritas ninfómanas como Tamira, Nina, Lilo, Caris y algunas cuantas más que además de tener buenos atributos, eran bastante golosas para el sexo.
Ahí a lo contrario de la lechería, en el burdel llamado “La casa del placer”se manejaban dos servicios, uno de ellos era el clásico servicio en el que la zorrita va a hacer su show pero que el cliente no puede tocar la mercancía, y el otro servicio era que además de que la zorrita hiciera su show, desnuda, podía hacer que la zorrita le mamara su paquete. Todo iba en función al precio que pagara el cliente.
El tiempo máximo por cliente era de 30 minutos y si deseaban más tiempo, debían pagar una cuota extraordinaria, y para los clientes que se hicieran constantes, se les adecuó un salón privado donde además de estar teniendo sexo, se les daba sin costo una chica que durante todo el tiempo se dedicaba a refrescarlo usando un abanico de plumas, tal y como se hacía en el Egipto antiguo en la época de los faraones.
En los salones privados llamados VIP, no se manejaba el límite de tiempo, ya que los clientes VIP, eran clientes que estaban dispuestos a pagar mucho más dinero de lo que pagaba el tiempo regular más la cuota extraordinaria con tal de tener una buena cogida o mamada del paquete. Una de las más solicitadas a los salones VIP ...
... era la putita de nombre Tamira, ya que era una putita adicta al sexo y muy golosa al momento de estar mamando.
Otra de las que más le apetece estar de golosa ya sea mamando paquete o el chocho, era la tal llamada Nina, a esa con tal de estar cogiendo y al mismo tiempo mantener satisfecha su ninfomanía, no le importaba que cantidad de semen debía estar tragando a diario, a ella lo que le importaba era estar revolcándose, y pues a su Ama lo único que le importaba era estar engordando las arcas con millones de dólares al mes, tanto de la lechería como del burdel.
Lo que los clientes del burdel no sabían de esas zorritas come pollas, es que tenían una doble vida, en el día eran los respetables médicos, mientras que por la noche se encueraban y se la pasaban comiendo polla como si fueran caramelos adictivos. La fama del burdel fue creciendo, por lo que no solo era ya un burdel para caballeros, sino que también empezaron a presentarse a pedir los servicios, chicas lesbianas y bisexuales.
Fue tanta la demanda de clientes con la que ya contaba ese burdel que el Ama tuvo que forzar a sus putitas para que le entregaran a sus adolescentes hijas para así incrementar el número de perritas y poder así mantener las exigencias de su tan variada y distinguida clientela en sus exigencias sexuales
La primera adolescente en unirse al club fue la hija de la putita con el nombre de Tamira, la adolescente era una chica de 18 años que como ya era ante la sociedad (una señorita), ya estaba ...