Gordibuena
Fecha: 08/08/2020,
Categorías:
Confesiones
Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos
... gratificante estar tumbado en la cama, boca arriba, con una mujerona encima de ti, con las piernas abiertas, una rodilla a cada lado de mis caderas y la polla metida en ese chochazo empapado y caliente. Se ha estado moviendo lentamente arriba y abajo, adelante y atrás, en pequeños círculos, pero las ganas aprietan de nuevo y poco a poco aumenta el ritmo, la velocidad, al igual que sus comentarios en voz ronca y la respiración agitada.
—Cabronazo, cómo me excitas, qué dentro me llegas
Tengo mis manos posadas sobre los suaves fuertes muslos de Graciela, que se disparan como muelles de un resorte, cuando mueve todo su cuerpazo hacia arriba. Se sujeta las tetas con las manos para que no bailen excesivamente y le duelan, lo que aprovecha para acariciarse los gruesos tiesos pezones. Y yo sigo dejándome hacer observando su rostro en tensión, las aletas de la nariz abriéndose para conseguir más aire, la boca y los ojos muy abiertos…
Una mujer tan grande como ella no puede follarse a un tío subiéndose encima sin montar todo un espectáculo, sin enseñar a las claras, sin disimulos de ningún tipo, que le gusta follar, que ahora mismo está muy caliente y quiere correrse. Además, lo dice:
—Qué perra me pones, cabrón
Arriba y abajo me está pegando una follada de la hostia, deprisa, metiendo ruido con sus jugos sexuales y el chocar de nuestros pubis. He conseguido que deje de sujetarse las tetas —tiene las manos detrás de la nuca, agarrándose su propio cabello— y verlas ...
... bailar las dos al mismo tiempo, entrechocando como dos campanas, a derecha e izquierda, me está poniendo en un estado de excitación cojonudo. Más o menos como el suyo.
—Tócame, vamos, no seas cerdo
Me muevo lo suficiente como para poder poner la mano izquierda en sus nalgas y la mano derecha en la zona del clítoris, que está mojada, empapada. Esta mujer todo lo tiene grande, y se nota una hinchazón importante bajo el capuchón del clítoris, que es de un tamaño apreciable, como de dos o tres centímetros. Con tres dedos acaricio con un movimiento de arriba hacia abajo, de manera constante, apretando un poco hacia dentro, sin parar, al mismo ritmo del sube y baja de Graciela sobre mi pene.
Grita cuando se corre, en voz más bien baja, ronca, que dura muchos segundos, al igual que los pellizquitos suaves y no tan suaves, que las paredes vaginales le dan a toda mi polla con las pulsaciones incontroladas que tiene, hasta que me pide que pare de tocar su botón del gusto, hace un gesto para levantarse y que mi polla salga de su coño, pero se lo impido con mis dos manos bien agarradas a sus caderas, tirando hacia abajo. Me corro con ganas, intensamente, durante los muchos chorros de leche de hombre que eyaculo. Cuando termino se tumba a mi lado completamente desmadejada y ambos quedamos dormidos.
He hecho una excursión a la cafetería y he subido dosgintonicsacompañados de una bandeja de canapés —no hemos comido y ya es bastante tarde— que Graciela recibe con alborozo y dándome un ...