1. Mis primeros alumnos y yo


    Fecha: 10/08/2020, Categorías: Gays Autor: Cojo, Fuente: SexoSinTabues

    ... con un short puesto y sin camiseta, con su dorso brillante y terso, su pecho amplio y fuerte y su abdomen marcado, con esa exquisita línea de vellos que suelen verse del ombligo hacia el pubis oculto por el bóxer. Yo me quedé sin palabras, me saludó, se disculpó por abrir así la puerta, me invitó a pasar y, al sentarme en la sala, se fue a poner café para acompañar el pan que llevé y a ponerse una camiseta. Hasta estar ahí supe que compartía casa con Juan Bautista y Norma, una estudiante de otro grado. Juan me dijo que los otros chicos no estarían al haber ido a visitar a sus padres. Estuvimos trabajando bien concentrados hasta terminar, cerca de las 3 de la tarde. Al despedirme, me pidió que esperase un poco. Se levantó con sólo una muleta y de nuevo fue a la cocina. Después de unos minutos me grita. -Profe, ¿puede ayudarme a llevar las cosas? Entré y tomé un platón con sándwiches, así como por un par de vasos y una caguama helada que estaba sobre la mesa. Ambos nos regresamos a la sala y se sentó en el sofá al lado mío. Me hacía charla agradeciéndome por la ayuda y charlando de trivialidades. Pero yo tenía la verga dura. Durísima. Sentía que mi sangre hervía y me sentía culpable pues no había motivo alguno. Sólo sentía yo una atmósfera muy tensa sexualmente hablando. En uno de esos ratos, Juan forzó sus movimientos y tiró la cerveza sobre mí. Toda la camiseta me mojó y parte del pantalón. Me incorporé, reímos y quise irme pero sin molestarme. -No, espere, por favor, no ...
    ... puedo permitir esto- decía nervioso. -Descuida, al salir y caminar se secará con el sol y el viento- respondí medio exprimiendo la camiseta. -Espere- replicó, mientras iba y me traía una camiseta y un short de Juan Bautista que se acercaba más a mi talla. Me desnudé y me quedé en calzoncillos, que tenías una mancha de precum dado que hacía rato traía la verga muy dura. Se me quedó viendo en la mancha y directamente dijo –eso no lo mojé yo. Me armé de valor y le repliqué –sí lo hiciste tú porque me atiendes con muy poca ropa. Juan me miró a los ojos y simplemente tomó mi nuca con sus manos para acercarla a su rostro y comenzar a besarme. Qué bien besaba. Yo no me puse nada de ropa, al contrario, me quité la trusa y los calcetines para quedar bien desnudo. Mi verga estaba durísima en segundos y apuntando al techo, así como viscosa en extremo. Juan por fin tomó mi verga y comenzó a chaquetearla. Con sus manos, me la peló y me sobaba el glande resbaloso, causándome un placer hasta la locura que me hacía retorcer los ojos. Luego, con cuidado por la recuperación de su pierna, lo recosté bocarriba en el sofá y le quité la poca ropa que traía. Me volvió a sonreír su belleza pero esta vez pude contemplar su verga, del mismo tamaño de la mía, pero más gruesa, coronada de unos pocos vellos amarillos. Le besé todo. Me comí su boca, lengua y dientes, así como su rostro, cuellos y orejas, igualmente su pecho, abdomen y pubis, hasta que metí su verga mi boca y la abracé con mis labios a toda ...