1. Mis primeros alumnos y yo


    Fecha: 10/08/2020, Categorías: Gays Autor: Cojo, Fuente: SexoSinTabues

    ... desesperación. Yo deseaba que ahí mismo me inundara de mecos. Su pito también lubricaba. Olía a una mezcla entre limpieza, semen de chaqueta mañanera y pijama de toda la noche. Ahí estuve un rato bien grande, mamando su delicioso pene. En algún momento, levantó la pierna que tenía bien, dejando su culo expuesto y sin pudor me dijo –cómete mi cola. Yo no lo pensé ni un segundo. Metí mi lengua entre sus nalgas y comencé a masajearlas con mis manos. Las tenía con mucho vello, pero de ése rubio que no se nota pero se siente al tacto. Tenía el culo limpio y ligeramente agrio. Pronto me acabé l sabor de estarle mamando ahí. Bajó las piernas y cada quien se masturbaba su propio chile. Era puro erotismo. Nos besábamos. De un segundo a otro su verga estaba en mis manos o viceversa; mis dedos estaban en su culo y viceversa. Honestamente, me encanta ser pasivo, pero en ese momento sentía el mayor de los impulsos por romperle el culo. Sentir cómo cede la resistencia del esfínter anal a la invasión de tu pito y aprovechar toda la presión que un culo adolescente puede ofrecer. Por fortuna se incorporó un poco y comenzó a mamar mis bolas que son muy grandes y bien caídas, para hacerme suspirar y gemir hasta que me metió mi verga a su boca y ya no sabía de mí. Locura y placer total. Estaba olvidando mis ganas de meterla para desear acabar en su boca cuando me la deja de mamar y me dice –profe, por favor, penétreme y hágame su mujercita. Juan, de tan rubio que era, estaba rojo del rostro ...
    ... por lo caliente que estaba. Sus ojos vidriosos parecía que querían llorar. Se mordía los labios y se humedecía los dedos con su saliva para pasarlos por su culo y seducirme con esa imagen. Con cuidado levanté sus piernas, mamé su ano de nuevo, puse saliva a mi verga y extendí el precum que tenía en la cabecita, y se la puse ahí. Hice presión. Recuerdo que fueron 2 empujones para que entrara por completo. Juan sólo suspiró y empezó a gemir. Estuvimos de misionero todo el tiempo que duré dentro suyo. Estiraba sus brazos y se esforzaba por alcanzar mis nalgas para hacer presión de mi pelvis contra sus nalgas. Yo miraba con excitación entrar y salir mi verga a pelo. Ni siquiera alguien pensó en los condones. Jun gemía, gritaba, se retorcía del placer y decía obscenidades sobre todo lo que le hacía sentir mi verga dentro. Absorto mantuve el ritmo. También yo besaba a Juan repetidamente y le chaqueteaba su verga. Él también se toaba ahí y se pellizcaba los pezones. De repente y de la nada; de un momento a otro y sin verlo venir, se acercó a nosotros otro cuerpo juvenil masturbándose. Era Juan Bautista desnudo, con un abdomen exquisito y una verga chueca de 18 cm entre sus manos bien babosa. Era obvio que nos había estado espiando y ya andaba muy caliente y no aguantó más. Ni Juan ni yo nos inmutamos. Seguimos disfrutando y ahora con un factor más de sabor. Juan Bautista se acercó al sofá y se acomodó de tal modo que Juan y yo podíamos intercalar nuestras bocas para mamarle su verga ...