Secreto a cuatro voces
Fecha: 08/10/2017,
Categorías:
Erotismo y Amor
Autor: Sirena y Triton, Fuente: CuentoRelatos
Después de mucho tiempo, por fin se habían contactado y puesto de acuerdo Carolina y Tamy, para una salida nocturna llena de posibilidades. En tiempos de duro estrés, no hay como momentos como estos para liberar las presiones, tensiones y preocupaciones que produce la vida diaria.
Era una muy buena oportunidad para ambas, pues no sólo podrían relajarse un poco, sino que también iban a ser acompañadas por sus respectivos esposos, y eso les permitiría no fijarse en la hora o el lugar, o incluso en que una persona indiscreta les llegara con el chisme. Todo estaba para realmente pasarla bien.
Fijaron inicialmente encontrarse en un Café de un Mall de la ciudad, muy concurrido y con fama de ser muy bueno en atención y servicio. La variedad de la carta permitía, por un lado tomar bebidas sin alcohol, alguna cerveza o incluso vino, y por el otro degustar algunos platillos de una excelente gastronomía. Raciones pequeñas con excelente sabor, ideal para la ocasión.
A las 6:30 pm, se encontraron los cuatro en dicho lugar, y después de los besos y saludos de rigor, se sentaron en una de las mejores mesas. Los atendió una mesera muy atenta y agraciada, lo que no tardó en provocar algunos comentarios jocosos y sarcásticos entre ellos. Las risas lograron disminuir la tensión inicial, sobre todo, porque era la primera vez que salían los cuatro y Roberto y César, sólo se conocían por referencias de sus respectivas esposas.
Después de un rato de conversaciones serias y algunos ...
... chistes, propusieron ir a un lugar donde se pudiera bailar e incluso beber algo más fuerte. Tenía que ser un lugar no muy alejado de sus respectivas casas, para que el trayecto posterior a la velada no fuera tan largo. Llegaron a la conclusión que el lugar era una especie de discoteca, que aunque no era del todo muy buena cumplía con los mínimos requisitos. Era un lugar un tanto obscuro, pero tenía una pequeña pista para bailar y la atención no era mala. Decidieron guardar uno de los carros e irse en sólo uno, ofreciéndose Roberto a manejar y por tanto no podría consumir un nivel elevado de alcohol. Para él no fue mucho problema, pues le gusta la vida deportiva y no es para nada un asiduo tomador.
Al llegar al lugar se dieron cuenta que era más obscuro de lo que recordaban, pero la música se adaptaba a sus gustos, pues aunque Carolina y Tamy son más jóvenes que sus esposos, los cuatro pasan de los cuarenta años. Merengue y Salsa, y uno que otro reggaetón, hacían del lugar un mejor lugar. Pidieron una mesa, y como el lugar no estaba muy lleno, pudieron elegir entre varias. Las damas con una ansiedad inesperada, escogieron una en un rincón del salón, que no daba directamente a la pista, pero que permitía una mayor privacidad.
Pidieron sus respectivas bebidas, con un grado alcohólico más elevado, salvo Roberto que era el conductor designado, y continuaron los chistes y de alguna manera sólo se permitían conversaciones amenas. Y en medio de las risas y las burlas de los ...