Sorpresa - Relatos Eróticos

Sorpresa

... la falda, pero de repente empezó a quitársela de entre los pies, haciendo lo mismo con los zapatos. Se había dado cuenta de que me gustaba, y de alguna manera ella estaba jugando conmigo, también algo excitada por la situación. Se acercó descalza, con las medias y las bragas, contoneándose y mirándome juguetonamente a los labios me dijo: "pues prueba a tocarla y juega con ella". Lo dijo en un susurro y mirando alrededor para cerciorarse de que nadie nos viera. Agarró mi mano y la acercó a su entrepierna, tocando entonces su pene. Era pequeño y estaba apretado entre las piernas.Para mi sorpresa aquello me gustó. Sentía curiosidad y un cierto morbo por ver que iba a pasar , por donde iría aquello. Pero lo cierto es que no sabía que hacer ni como funcionaba aquello, no quería perder ese morbo ni esa magia. Así que solo hice lo que podía, que era dejarme llevar. Toqué, acaricié y metí la mano entre las bragas. Al tocar el pene con la mano lo noté caliente y sentía como crecía, poco a poco se agrandaba en mi mano, y aunque la sensación la conocía no de esta forma. Ella empezó a suspirar y me dijo: "tócala más fuerte, mírala y juega con ella". Eso hice. La agarré y se la saqué de las bragas mientras se las bajaba con la otra mano. Seguí tocándola y empecé a mirarla. Lo que vi me gustó. Era un pene limpio, de tez clara, ya erecto y con unos testículos hermosos y límpidos. Ella agarró mi cabeza y me agachó susurrándome al oído: "juega..." y yo jugué. La subí y la bajé con la ...

... mano, la toqué por todas partes, acaricié sus testículos y la fui agitando cada vez más.En ese momento caí en la cuenta de lo bebido que iba. Una cosa era tocar aquello y estar en esa situación, y otra era lo que el deseo me impelía a hacer: quería meterle en mi boca y darle placer. Mucho placer. Pero algo me decía que aquello era cruzar una línea, que no debía llegar ahí. Ella expresaba el placer jadeando mientras agitaba su pene, estaba muy excitada. Veía el morbo en sus ojos y sentía que aquello le gustaba mucho. Pero pronto leyó mis dudas, y me agarró y me levantó. Me besó profundamente y metió sus manos en mi pene. Arrancó el botón del pantalón, cayendo junto con los calzoncillos al suelo, pronto mi pene erecto se encontraba entre sus manos. Y pronto lo agitó, primero suavemente y poco a poco a más velocidad, tocando como la diosa del amor, y creando un placer inmenso. Cuando estábamos semidesnudos con los penes erectos, los juntó y me dijo:"¿ves? son iguales. Si yo lo meto en mi boca no hay nada malo de que tu hagas lo mismo". Acto seguido se agachó y empezó a realizarme una felación. Fue impresionante. La excitación era máxima, su boca acariciaba y succionaba a la vez, sus manos acompañaban y acariciaban mis testículos. Era tal el punto de placer que el orgasmo estaba muy cerca, tanto que tuve que pararla, decirle que así estaba bien. Ella apartó su boca de mi pene, con los ojos más morbosos y excitados que nunca había viso. Mi pene estaba exhausto, a punto de estalla, ...