No sé cómo ocurrió, ni cómo dejé que ocurriera 2
Fecha: 08/10/2017,
Categorías:
Anal
Autor: palotess, Fuente: CuentoRelatos
... dar rienda suelta a lo que tanto había deseado y había buscado, el dominio sobre mi persona, sobre mi coño. Empecé a temblar sin parar y en ese momento noté como Raúl, empezaba a bufar y su polla a contraerse y empezó a correrse, los dos a la vez buscándonos deseándonos, los cuerpos unidos por el sudor pegajoso y al final el clímax, mis piernas abrazadas a sus caderas impidiéndole salir de mí, mientras sentía las contracciones de su polla descargando su leche en mi chocho, llenándome.
―Hasta que nos quedamos abrazados, juntos, notaba su miembro aflojarse, rendirse, aunque no quería que saliera de dentro de mí, no quería notar su vacío y salió como había entrado. Se fue y me dejó sola en la cama, tapándome el coño con mis manos, disfrutando de una parte de él. Me acurruque sobre mí, abrazando mi vientre, hasta que reaccione y me di cuenta de donde estaba y empecé a sollozar, con espasmos. No entendía nada, era una sensación entre felicidad y tristeza, una especie de locura,
De repente me vestí como pude, me puse las bragas y rápidamente me puse un vestido corto y salí corriendo hacia el baño. Cerré la puerta y me apoyé en ella. Una sensación de agobio me invadió y empecé a llorar, sin consuelo, sin esperar a nadie para aliviarme. Estaba en sus manos, lo que me había dicho era cierto, iba a estar deseando que me follara, que me poseyera, que hiciera conmigo lo que quisiera. Era lo que había estado esperando desde siempre. ¡Lo había encontrado!!
Esa tarde y después ...
... de cenar, estuvimos un rato en el jardín tomando el fresco y yo estaba como ausente, en otro mundo. Mi marido se dio cuenta y mi suegra también.
―Qué te pasa Cariño? Tienes mala cara… dijo mi marido.
―Esta tarde ya la noté yo también bastante rara! dijo mi suegra.
―Tengo un dolor enorme de cabeza y no se me pasa, me voy a acostar enseguida a ver si se me quita…dije como disculpa.
En cuanto pude me disculpé y subí a mi habitación a acostarme. Me hice un ovillo en la cama y me quedé dormida muy pronto, con un sueño pesado y profundo. ¡Muy profundo e inquieta, muy inquieta!
Al día siguiente me levanté más tarde de lo habitual. Mi suegra ya había hecho el desayuno a mi hija y estaban preparando las cosas para la playa. Decidí irme con ellas también, no me atrevía a quedarme sola en casa con Raúl, no respondía de lo que pudiera volver a pasar. Mientras, ni rastro de él. No quise preguntar para no levantar sospechas. Parecía que se me notaba en la cara lo que había pasado.
Bajamos a la playa y entre juegos con mi hija y algún baño que otro mientras tomaba el sol, se fue pasando la mañana y así empecé a sentirme mejor y a disfrutar de mis vacaciones.
No paraba de pensar en todo lo que me había pasado en estos días. El cambio que había tomado mi vida. Sabía que ya nada iba a ser como antes. Había iniciado un camino hacia una pendiente que, si bien era lo que tanto había estado esperando, no sabía a dónde me iba a conducir. No tenía la sensación de manejar la ...