1. La madre de mi amiga me azotó su padre me penetró


    Fecha: 19/08/2020, Categorías: Sexo Oral Autor: Margaryt, Fuente: CuentoRelatos

    ... de frente, entra, que mi marido te estará esperando y te follara, ¿sigues obedeciéndome verdad?
    
    — Por supuesto Laura, nunca había sentido algo así.
    
    — Bien, trátalo con cariño, zorrita preciosa, eres tan sensual que me vuelves loca Pelirroja.
    
    Le dije a Beatriz que iba a ducharme.
    
    Entré en la casa desnuda, junto a la puerta de entrada estaba el hermano de Beatriz, (al que yo había despreciado hacía un año), me miró descaradamente el coño y las tetas con altivez, el muy cerdo. Cerré la puerta de la casa dejando a Enrique, así se llama el hermano de mi amiga, afuera. Subí las escaleras sintiendo como el flujo de mi chocho me llegaba ya a los pies. Entré en la habitación indicada y, al entrar; encontré al señor "meneándose la polla frente a la puerta", ¡qué barbaridad!, qué cosa más grande, ¡con su edad!, unos setenta y cinco años: tenía un pene bastante largo, pero sobre todo muy, muy gordo, tanto que su glande era tan grande como una bola de billar, e igual de brillante. Me dijo el señor:
    
    —Me dijo mi mujer que te mandaría conmigo, pero solo te follare si a ti te parece bien, ¿sí?
    
    — Sí señor, hágamelo.
    
    Bien pelirrojita, túmbate en la cama boca arriba con las piernas bien abiertas.
    
    — Sí señor.
    
    En la cama tumbada lo vi caer sobre mí con el ímpetu de un jovencito. Agarró mi monte de venus pelirrojo de un puñado con su mano derecha, alzando mi pubis y mi vientre en el aire como si yo fuera una muñeca de trapo.
    
    Su vientre, algo colgandero, se aplastó ...
    ... contra mi ombligo. Su gran polla me penetró de golpe, tal era "su calibre", que estando totalmente lubricada por los chanclazos de su mujer y, por sus arremetidas con el consolador; me dolió el chocho al metérmela... sentí como mis labios mayores se volvían sobre sí mismos, ¡queriendo meterse en la vagina!
    
    El señor Carlos, así se llama el papá de Beatriz, no cesaba en sus arremetidas, apretando mi coño desde adentro y haciéndome sentir muy llena. Su pene se tensó más aún dentro de mi sexo y, sus distendidos testículos golpeaban bajo mi sexo como continuos golpecitos muy agradables, como si llamara a "mi puerta"; me dijo el señor Carlos:
    
    —Margarita, estoy muy excitado, hacía mucho que no me empalmaba con esta dureza y es que ver tus rizos rojos, tu sexo rojo también y ese cuerpo tan blanquito y casi exento de pecas, pero sobre todo tu rostro, tu belleza, hace que me sienta muy afortunado; mirarte me enciende como no recordaba, gracias joven, por despertar mi cuerpo.
    
    —De nada señor y, aunque solo estoy obedeciendo, la verdad es que su pene me está volviendo loquita, ¡vaya martillo señor!
    
    — Martillo, jaja, gracias Margarita.
    
    Su pene se puso tan duro dentro de mi chocho, ¡que me doblaba el cuerpo desde adentro!; ¡qué barbaridad el señor Carlos!, me comencé a correr repetidas veces, más de cinco, "creo". Él no se corrió, no, me la sacó y poniéndome en pompa me la metió en el culo, escupiéndome en el ano repetidas veces para que me entrara bien... entró muy apretada, ...
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