El Profesor (parte 2) - Relatos Eróticos

El Profesor (parte 2)

... su futuro. -A los 17 años ¿Quién lo toma? –pregunté-. Es ahí donde intervienen ustedes, pero no obligándolos a hacer las cosas, sino guiándolos y aconsejándolos. Y, si su hijo no quiere ir a la universidad, a lo mejor es necesario darle un tiempo. No todos saben que quieren hacer para toda su vida a los 17 años. Y, si aun así no quiere, pues déjelo. No todos nacen para ser universitarios. La charla se mantuvo por un tiempo más y concluyó con la entrega de las calificaciones parciales. El padre de Rocco abrió los ojos muy disgustado por lo que veía. La sonrisa simpática se borró y apareció un gesto que erizó mi piel. Cuando ya fue la hora de irse, lo llamé un momento para hablar sobre su hijo. -Aún falta para que se cierre el semestre –lo tranquilicé. -Usted no sabe lo difícil que es hacerle entender a ese chico –dijo-. Le pedí que se pusiera las pilas para no repetir el año nuevamente, pero no me hace caso. -Lo intenta –le dije-. Varias veces ha venido para que lo ayude. -Sí, algo vi –contestó de forma cortante-. Pero no quiero ventajas ni ayudas. Quiero que él se esfuerce. Quiero que entienda la vida no es fácil y que hay que esforzarse. Quiero que se haga hombre y se comporte como tal. Yo trabajaba, estudiaba, y cuidaba a mis hermanos, y logré terminar el colegio. Él lo tiene todo más fácil, sólo trabaja media tarde. Creo que fue mala idea darle permiso para que fuera al gym. -¿Rocco trabaja? –pregunté sorprendido. -Desde los 15 –dijo con orgullo-. Yo no crío vagos. Ya ...

... le dije que quiero que se haga hombre. -Yo… no creo que se lo correcto –observé. Me miró con desdén. -No me interesa lo que usted crea –se levantó-. Quizás lo que le falta es mano dura aquí también -Acto seguido, salió del salón dejándome completamente impactado. Al otro día llegué con la intención de hablar seriamente con Rocco. La conversación con su padre me había hecho pensar demasiado y tenía varias preguntas en mi cabeza. Cuando lo vi entrar sentí un sacudón en mi interior. Su labio inferior estaba muy hinchado y con un horrible corte. Me acerqué a su puesto y le pedí explicaciones. -Tuve un accidente en el gym –dijo. -Rocco, dime la verdad –exigí buscando sus ojos. -Déjelo así, ¿ok? –respondió. Intenté discutirle pero el salón estaba casi repleto y comenzaba a ser una extraña escena. Me fui a mi escritorio y oí cómo le decía a su compañero de banco el supuesto “accidente” que habría tenido en el gym. Yo sabía que no era así y estaba dispuesto a escucharlo de su boca. No sé si era la culpa que aún estaba en mi sistema, o simplemente era mi cariño de profesor, o quizás las dos. Pero iba a llegar al fondo de todo esto, y creo que ya tenía una teoría bastante cercana a la realidad. El timbre sonó y le dije a Rocco que se quedara. Cerré la puerta con pestillo para que nadie entrara por sorpresa. -Quiero que me digas todo lo que pasa –le exigí. -No se meta donde no lo llaman, profesor –dijo. -Rocco, no te pongas a la defensiva. Intento ayudarte –le dije con la mejor de las ...