El Profesor (parte 2) - Relatos Eróticos

El Profesor (parte 2)

... pedí, iba con esa segunda intención. -Pero fue horrible –le dije un poco mareado por tanta información. -Al principio no fue cómo lo planeé, y era porque una parte de mí aún luchaba por negarse a lo que hacía, porque no era lo “correcto”. Por esa razón lo provocaba y lo hacía enfadar, porque si era a la fuerza no podría resistirme. Yo sólo me empujé a eso. -Rocco… -Déjeme aceptar parte de la culpa, profesor -me interrumpió-. Quizás físicamente parezca de 15, pero ya tengo los 18, soy un adulto. Usted no hizo nada que yo no pudiera evitar. -Pude haber sido un poco más suave si…-. -Lo sé, y lo perdono por eso si es lo que quiere. Lo perdono, de verdad. Pero deje esos sentimientos atrás ¿ok? Yo… -comenzó a caminar y a sonreír como loco-. Yo me siento bien. Feliz. Me saqué un enorme peso de encima. Y, sin decir nada más, me besó. Quedé completamente desconcertado, pero se lo correspondí. A la mierda todo, ese chico me tenía loco. Pero, con el dolor de mi corazón, tuve que separarme de él. No era el lugar apropiado. -¿Puedes ir a mi casa hoy? –le pregunté. -Sí. Faltaré al Gym –contestó. -Nos vemos ahí –le dije mientras abría la puerta y lo dejaba ir. Cerré y me senté. Me sentía drogado. Todo había sido demasiado intenso. Hace siglos que no me sentía tan bien y lleno de vitalidad. Él me daba vitalidad. Había dado luz a mi corazón y me estaba volviendo hacer el hombre radiante de antes, lo podía sentir. Era lo más arriesgado que había hecho en mi vida, y no me importaba. Me sentía ...

... vivo de nuevo. Las clases pasaron rápidamente y me fui a mi casa. Estaba ansioso por que llegara. Necesitaba hablar de esto y convencerme de que no estaba en un sueño. El timbre me sacó de mis pensamientos y corrí a abrir la puerta. Rocco entró rápidamente y al instante nos besamos. Había un hambre y una pasión desbordante en esos besos. Me detuve cuando sentí un extraño sabor metálico en mi boca. En ese momento recordé que su labio estaba herido y le hice una pequeña curación. Luego nos sentamos y nos miramos sin lograr decir nada. Risas coquetas salían de sus labios que me aceleraban el corazón. -Tienes que superar lo exámenes –le dije rompiendo el silencio-. Debes parar esto. -Si fuera tan fácil ya lo hubiese hecho –respondió. -Pero ahora me tienes a mí –sentencié-. Yo te ayudaré. -¿Lo harás? –preguntó acercándose provocadoramente a mí. -Sí, lo haré –respondí-. Ahora mismo. ¿Qué tema están viendo? -¿Ahora? ¿Es en serio? –preguntó confundido-. Creí… Creí… -Tienes que superar el examen, Rocco –sonreí-. Primero el deber y luego el placer… mucho placer. Sonrió derrotado y me dijo el tema que le evaluarían. Mandé un correo a su profesor pidiéndole el contenido para fines inventados, y así poder guiar a Rocco un poco. Si bien no era la asignatura que yo daba, me manejaba bastante bien con matemáticas. Estuvimos toda la tarde metidos en el tema y no nos dimos cuenta cuando el sol ya no estaba. Cuando ya se iba, le dije que debía estudiar muchísimo, pues la próxima vez que viniera ...